Aaron Dunbar, un obrero de 28 años, estaba tomando unas cervezas con su hermano en su vivienda ubicada en Victoria, Australia, cuando pensó que sería buena idea encender su cigarrillo con una pistola eléctrica.


Como se puede observar en las imágenes, el joven activa la pistola Taser y al primer contacto con el cigarrillo cae desplomado al suelo producto de la descarga eléctrica, aún con la lata de la bebida alcohólica en su mano.

Aaron, que había comprado el arma ese mismo día por 50 dólares, señaló que no se arrepiente de lo que hizo. "Lo hice porque necesitaba un encendedor. Me dolió cuando caí al piso, pero después de eso estuve bien. Después salimos a tomar algo y pasamos una noche increíble", dijo.

Las pistolas eléctricas están diseñadas para incapacitar a un atacante enviado 50.000 voltios de electricidad al cuerpo, lo que causa que los músculos sufran severos espasmos.

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