"Me encuentro sentada frente a la pantalla y mis dedos se mueven en lo que parecen ser un montón de cuadraditos de plástico mientras por dentro se desata un tsunami que distribuye con fuerza mis emociones hacia diferentes partes de mí". Así comienza el posteo de la árbitra Bianca Tedesco. 

El viernes pasado, denunció que fue víctima de acoso sexual, violencia de género, hostigamiento y presiones de un integrante de la Confederación Argentina de Básquet, al que el organismo avisó que se suspendió "de manera inmediata al denunciado" mientras avanza la causa en la Justicia.

"La Confederación Argentina activó de forma urgente su protocolo interno tras la acusación de la árbitra Bianca Tedesco y suspendió de manera inmediata al denunciado, sin dejar de garantizar su derecho a defensa", anunciaron este lunes desde la CAB.
 

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Tweet de CAB

"Con esta decisión, se busca proteger de manera efectiva y urgente a la víctima de la violencia de género denunciada", informaron desde la institución que nuclea al básquet local. Y precisaron: "Habiendo sido notificada por la Secretaría de Deportes de la Nación de la existencia de una denuncia penal por acoso sexual en el arbitraje argentino (realizada por la jueza Bianca Tedesco, en la Justicia y públicamente), la Confederación Argentina puso de forma urgente en funcionamiento su protocolo contra la violencia de género y, garantizando el derecho de defensa de la persona denunciada -aún no imputada judicialmente-, ordenó de forma inmediata la suspensión provisoria del denunciado en ejercicio de sus funciones en el ámbito de la CAB y nuestro básquet. También se informó a las federaciones que son miembro de la entidad".

La denuncia de Bianca

En un hilo de Twitter, Tedesco relató su calvario y su decisión de encontrar justicia. "Me eriza la piel recordar vivencias, mensajes, audios, situaciones de acoso sexual que naturalicé creyendo que 'está bien que esto suceda' o 'si quiero seguir dirigiendo voy a tener que soportarlo, no queda otra'", comenzó.

"En realidad sí quedaba otra, pero era demasiado dolorosa la opción de reconocer lo que había vivido y aprender de eso para comunicarlo. De acá a mucho tiempo seguiremos siendo las conventilleras que abren la boca para hacer quilombo y realmente lo agradezco (lo del quilombo, claro). Si estas conventilleras no se expresaran nos seguirían violentando, hostigando, violando, acosando, silenciando, sometiendo y matando", escribió la árbitra.

Y concluyó: "Si hoy hablo es porque no puedo más. Porque mi salud mental pasó por estados que no son directamente proporcionales con la exigencia de mi trabajo, sino con el hostigamiento y el acoso sexual que recibí en un ambiente netamente machista e injusto para quienes sólo quisimos trabajar y hacerlo bien".