Un reality que muestra la atrocidad de la industria textil en Camboya
Un reality muestra la crueldad y la explotación detrás de los hermosos pantalones, sacos y remeras de las marcas más prestigiosas. Tres jovenes viajaron a Camboya y vivieron un infierno con olor a lycra.
El mundo de la moda es cruel y, por lo general, se mantiene a base de explotación y trabajo esclavo. Y eso es lo que este reality intenta mostrar. Jóvenes blogueras de moda vivieron durante un mes en Camboya bajo las mismas condiciones que los trabajadores de la industria textil. Luego, una de ellas denunció a H&M por explotación.
El ciclo se llama Sweat Shop (fábrica de explotación) y fue creado por Aftenposten, un periódico noruego. El programa, entre otras cosas, develó que este año, más de mil empleadas perdieron el conocimiento mientras producían en las fábricas a causa de las malas condiciones laborales.
Anniken Jørgensen, participante de 17 años, quedó tan afectada por la vivencia que emprendió una campaña de denuncia contra la explotación a la empresa de ropa más famosa en Europa, la marca sueca H&M. “Los trabajadores están allí de siete de la mañana a siete de la tarde. No es normal. No pueden llevar comida ni bebida dentro para no derramarla en las prendas. Hacen lo mismo día tras día, siete días a la semana. Cuando yo estuve allí tan sólo unas horas, pensaba que me iba a romper en dos. Hacía muchísimo calor y las tareas son muy cansadoras”, contó.
“Tienes que trabajar bajo muchísima presión y hacerlo todo muy rápido. Una vez que has terminado tu pieza de ropa, coges otra, sin descanso. Es un círculo vicioso que no acaba nunca. Da igual que cosas tres prendas o diez, al final del día siempre cobras 3 dólares. Los patrones nunca están. En cambio, hay guardias armados por todas partes. Se han dado muchos casos de golpes y empujones a los trabajadores”, agregó.
La joven bloguera quiso publicar en el diario Aftenposten pero por decisión editorial no le dieron espacio así que decidió escribir en su propio blog. “Es increíblemente frustrante que una importante cadena de ropa tenga tanto poder que pueda asustar y condicionar al periódico más importante de Noruega. No es de extrañar que el mundo esté así. Pensaba que en mi país había libertad de expresión. Me equivoqué”, detalló.
Gracias a las redes sociales y a otros medios, su historia alcanzó una gran difusión. "Hablé con chicas que no se podían permitir una compresa durante su menstruación. El aire sucio de las fábricas provocó graves enfermedades a muchas personas. Otras tantas se desmayaban porque no tenían dinero para más de una comida al día. Hablé con gente que había sido amenazada por protestar, gente que no se podía permitir tratamiento médico y moría por un constipado”, dijo Anikkeen.
Según revelaron, el salario mínimo de los trabajadores textiles de Camboya es de 80 dólares. Cifra que no alcanza ni siquiera para cubrir las necesidades básicas. Los contratos son temporales y su renovación se anula si los empleados se asocian a colectivos relacionados con la defensa de los derechos laborales o si piden bajas por maternidad.