En el subterráneo de Seattle, estado de Washington, las cámaras de seguridad registraron un intento de robo a mano armada, que de milagro no tuvo heridos.

El encapuchado fue asustando a varios pasajeros, pero cuando llegó hasta un joven, jamás imaginó que reaccionaría.

Con ayuda de otros pasajeros lograron derribarlo, quitarle el arma e impedir que huyera hasta que llegaran los oficiales.