En el primer día hábil luego de haber sido decretada la cuarentena obligatoria las entradas a la Ciudad de Buenos Aires colapsaron de autos y se forman filas de más de 5 kilómetros.

Los controles de las fuerzas de seguridad reducen la velocidad de entrada de las personas que trabajan en los servicios esenciales.

Por los que quieren entrar sin tener la necesidad muchos médicos, personal de salud y de seguridad se retrasan y llegan tarde a reemplazar a sus compañeros.

Autoridades de la Ciudad analizan alternativas para agilizar el ingreso de los que realmente tengan que entrar para trabajar en la prevención del virus.