Matarán a 100.000 castores para salvar los bosques de Tierra del Fuego
Los roedores son una especie exótica invasora que destruye miles de héctareas en Tierra del Fuego. En la fase piloto, prevén matar entre 5.000 y 10.000 castores. Se estima que la población supera los 100.000 roedores.
Según el diario El País, en 1946, la Armada argentina liberó 20 castores canadienses en Tierra del Fuego, en el extremo sur del país, para fomentar la industria peletera. 70 años después, el número de ejemplares de esta especie exótica invasora se ha multiplicado por 5.000 y ha destrozado una superficie equivalente a casi dos veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires. Su impacto sobre el entorno parece el resultado de una bomba.
"Lo que antes era un bosque de ribera, ahora es un pastizal con árboles cortados, muertos de pie y ahogados", describe el biólogo Andrés Schiavini. Este integrante del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) está al frente de un reto titánico: erradicar a los castores de Tierra del Fuego para salvar sus bosques nativos.
Con las pequeñas ramas cortadas de árboles autóctonos, construyen diques. En el norte, los embalses protegen a las madrigueras de sus predadores, pero en el sur es una defensa innecesaria que, además, causa la muerte de los raíces que quedan bajo el agua. "Cuando lo vi me recordó a Polonia en la Segunda Guerra Mundial, donde todos los grandes bosques habían sido bombardeados, incendiados y muertos en pie. ¿Qué pasó acá, no? Lo que había pasado era el castor", dice el naturalista Claudio Bertonatti en el documental Castores: la invasión del fin del mundo, de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi.
Como era de esperarse, la población local tiene una relación ambigua con el animal invasor. Uno de los principales atractivos turísticos de la isla es el Cerro Castor, una simpática mascota reparte folletos turísticos a los visitantes de Usuhaia y la carne de este roedor puede encontrarse en restaurantes de esta ciudad, situada 3.100 kilómetros al sur de Buenos Aires. Pero las autoridades fueguinas lo declararon "especie dañina y perjudicial" ya en 2006. "Los daños no son solo ambientales. El castor genera también problemas de salud, económicos y culturales", advierte Diego Moreno, secretario de Política Ambiental, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable. Los roedores destruyen puentes de madera, tapan alcantarillas para hacer embalses y son una amenaza para el consumo de agua porque pueden tener enfermedades o parásitos que queden en los cursos fluviales a través de su orina o heces.
En 2008, Argentina y Chile firmaron un acuerdo binacional para su erradicación y en los próximos meses se pondrá en marcha un proyecto piloto. Un equipo de 10 personas, preparadas para permanecer varios días en el bosque con temperaturas muy bajas, buscarán a los castores con trampas. El roedor que cae en ellas recibe un golpe en la cabeza y, aseguran, tiene una muerte rápida.
Así prevén matar entre 5.000 y 10.000 castores, es decir, como mucho el 10% de la población total, que se estima superior a los 100.000. El proyecto está coordinado por la Secretaría de Ambiente y cuenta con apoyo financiero de Naciones Unidas.