Se trata de Sandra Heredia, una empleada doméstica del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Vaya paradoja: no sólo el maltrato parece caracterizar al importante funcionario del gabinete macrista, sino incluso las prácticas laborales por las que supuestamente debería estar trabajando para erradicar.

Heredia explicó en una entrevista con America que el ministro se enojó "porque yo tardé en ir a abrir la puerta". Luego detalló cómo desarrollaba tareas extras: "Me llamaba Claudia Vélez, su asistente en el ministerio de Trabajo, y me pasaba la agenda con las reuniones que iba a tener en la quinta", aseveró mientras describía que dichas actividades "la cobraba en negro".

Carlos Triaca, hermano de Jorge, contraatacó acusando que "faltaron algunas cosas" de la casa en el último tiempo, pero la trabajadora se defendió: "Nunca hubo problemas, si hubiera existido un robo habría una denuncia", desmintió.

Manoteando la billetera del Estado

"¿Para qué aceptar pagar un aumento a un empleado directo, si puedo maniobrar para que la plata la pongan los contribuyentes?", es la pregunta que rebotó alguna vez en la mente del ministro.

Heredia reconoció que cuando le requirió a Triaca un aumento de salario, el funcionario intercedió para que sea designada como delegada en la filial San Fernando del sindicato de Obreros Marítimos Organizados (SOMU). No sólo la maniobra es lamentable, sino que revela la intrínseca relación de Triaca en el gremio que fue intervenido por la Justicia.

La empleada de Triaca rompió el silencio: "Dijo que estaba en blanco y es mentira"