Los cinco errores más comunes que cometemos cuando usamos electrodomésticos
Parece algo obvio cómo sacar provecho de una heladera, lavajillas, horno y otros electrodomésticos que utilizamos de manera cotidiana; sin embargo, muchas veces lo hacemos de forma incorrecta.
Estos son algunos de los errores más comunes que no nos permiten aprovechar el potencial de los electrodomésticos que utilizamos de manera cotidiana. A tener en cuenta:
1- Guardar comida todavía caliente en la heladera
Siempre hay que esperar que la comida adquiera la temperatura ambiente antes de guardarla en la heladera, si bien está más que descartado que alguien vaya a meter algo recién sacado del fuego a enfriar, muchas veces no se deja reposar los alimentos lo suficiente.
Al colocar algo todavía caliente en la heladera, ésta aumenta de temperatura y por ello se ve obligada a gastar más energía para enfriar.
Si la heladera funciona correctamente, la zona más fría suele ubicarse encima del cajón de verduras y es ideal para productos como la carne y el pescado fresco. Los estantes de la puerta solo son aptos para productos que necesitan una leve refrigeración ya que al abrirse están más en contacto con la temperatura del hogar.
2- Enjuagar los platos antes de colocarlos en el lavavajillas
Muchas personas deciden primero dar una rápida enjuagada a los platos antes de colocarlos en el electrodoméstico diseñado para tal fin ya que consideran que "están demasiado sucios" y que de esta manera ahorrarán más energía porque la máquina no tendrá que trabajar tanto.
Esto es un error ya que en realidad, el lavavajillas usará la misma cantidad de agua y lo que habremos hecho es gastar doble cantidad de líquido primero con la canilla y después con el electrodoméstico.
Lo idea es que si los platos tienen demasiados restos de comida hay que sacarlos con la ayuda de un tenedor o cuchillo en seco para luego ponerlos en el lavavajillas.
Además está la opción del prelavado en muchos electrodomésticos que gasta menos agua (unos 4 litros) que la que utilizaríamos en caso de pasar los platos bajo el chorro de la canilla (un promedio de 12 litros).
3- Colocar las cucharas con la cara hacia abajo
Siguiendo con el uso del lavavajillas es importante ver también cómo colocamos los cubiertos y loza a enjuagar. Los cuchillos deben situarse con el filo hacia abajo -para evitar pincharte y que el agua los recorra por completo- mientras que las cucharas y tenedores al revés, con las cabezas hacia arriba para recibir el impacto del agua.
4- Abrir el horno para chequear cómo va la cocción
Si bien es algo que no solemos hacer cuando cocinamos un bizcochuelo, para que no se desinfle, muchas personas no resisten la tentación de ver en qué anda el proceso de cocción abriendo la puerta del horno.
El problema es que al abrir la puerta la temperatura baja de 50 a 25 grados automáticamente, perdiendo un mínimo del 20 % de la energía acumulada, haciendo que el gasto de energía necesario para cocinar sea mayor.
Para los ansiosos es mejor recordar que el horno tiene ventana y luz para ver qué está pasando con nuestra comida. Además se puede apagar el horno unos minutos antes de lo planeado ya que el calor acumulado seguirá cocinando sin gastar energía.
5- El lavarropas también tienen sus reglas
Además de separar la ropa entre la de colores oscuros y claros- para evitar desteñidos y tener que volver a lavar las prendas- hay que saber que el lavarropas es el electrodoméstico que más gasto de luz realiza.
Para evitar tener que poner varias veces en marcha el aparato, conviene ubicar la ropa más sucia al fondo del tambor para asegurarnos que se lave de manera más potente en el proceso de girado. Luego, colocar lo que necesita menos fregado en la parte superior.