La rebelión de las empleadas domésticas de Nordelta
Más de 60 trabajadoras cortaron la entrada de un complejo de barrios privados en una protesta sin precedentes. ¿El motivo? La cruel discriminación que vienen sufriendo por parte de las empresas de transporte y los mismos propietarios.
Trabajadoras domésticas de una de las zonas más adineradas de Buenos Aires se pararon en pos de lucha, y durante la semana pasada cortaron la entrada a uno de los complejos de barrios privados más grandes de la zona.
En Nordelta son unos 8 mil empleados de servicio doméstico, y para llegar desde diferentes puntos, utilizan un servicio de transporte que las traslada hasta el predio de 23 barrios privados, donde vive la gente más pudiente.
Pero las empleadas denuncian actos de discriminación tan crueles, que las cansaron e hicieron que lleven adelante esta protesta sin precedentes, que significa todo un avance en su lucha por derechos que les corresponden.
Desde que funciona este servicio de transporte, siempre se viajó en micros internos y otros que salen de Puerto Madero o CABA, generalmente, con profesionales o propietarios de las casas.
Pero en estos micros ocurrieron diferentes hechos vergonzosos: "Ponían bolsos o mochilas para que no nos sentemos a su lado... desde hace meses la empresa empezó a ponernos más límites e incluso no mandaban micros por más de una hora y media", dijo una trabajadora.
"Lo peor es que en la espera suelen pasar micros de capital y nos no quieren parar más, y si paran a recoger a un propietario, cuando subimos nos obligan a bajar diciendo que no podemos viajar paradas", denuncia a La Izquierda Diario, y sentenció: "Se contradicen porque cuando llega un colectivo interno (donde no viajan propietarios) viajamos como ganado".
Pero la realidad es aún más cruel: "Nos enteramos que la verdad es que no nos dejan viajar en esos micros porque en una reunión de vecinos “nordelteños” dijeron bien claro que los vecinos no quieren viajar más con nosotras porque dicen que olemos mal y hablamos mucho".
"Dicen esto los mismos que amparados en la impunidad de su condición económica acosan a sus empleadas, en especial a las más jóvenes y nos explotan hasta reventarnos las espaldas a nosotras y a nuestros compañeros que construyen sus palacios", expresa.
Y cuenta: "El Intendente de Tigre, Julio Zamora mira para otro lado cuando debería garantizar que entren las líneas de transportes públicos al complejo, para que las y los trabajadores de Nordelta puedan ir a sus trabajos sin ser discriminados".
Cierra su diálogo con: "Basta del monopolio de MaryGo. Luchemos por la estatizacion de todos los medios de transportes, para que sean de calidad y bajo gestión de trabajadores y usuarios".