El 12 de marzo pasado, un grupo de abogados católicos denunció una obra de una virgen con un pañuelo verde por "incitación a la violencia" y "discriminación". La misma era parte de la exhibición "Para todes, tode", que culminará a fines de mayo en la ex ESMA. La Justicia, que claramente de arte no entiende nada pero pretende impartir clases de "moral" resolvió atender el pedido de los letrados y ordenó que se retire la virgen de la exposición y se la exhiba en una habitación cerrada. 

El doctor Pedro Javier Andereggen es uno de los retrógrados abogados denunciantes que intentó explicar que: "Es la denuncia de un grupo de familias católicas que acompañaron la presentación con las libretas de bautismo de todos para acreditar la condición de católicos. Allí se señaló que se estaban lesionando los sentimientos religiosos nuestros y de terceros". Sin detenerse a explicar cual es la relación directa entre la religión, la fe y el arte.

El juez Furnari atendiendo al pedido solicitó que se quite a la virgen de la exhibición pública y sea colocada en un salón cerrado, sin acceso a menores de edad y con carteles de advertencia previos que expliquen lo que cada persona encontrará dentro del cuarto. Otra vez, es una virgen de yeso con la cara pintada como si tuviera un pañuelo verde, nada que pueda herir a nadie.

Según la página del centro cultural que organiza la exposición, la misma "reúne a más de 100 artistas y comunicadoras mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries" de todo el país, con la curaduría de la docente y escritora Kekena Corvalán.