La choza y el castillo, según Marx
Vayamos al grano, al texto “Trabajo asalariado y capital”, en la pluma de Karl Marx: “Sea grande o pequeña una casa, mientras las que las rodean son pequeñas, cumple con todas las exigencias sociales de una vivienda, pero, si junto a una casa pequeña surge un palacio, la que hasta entonces era una casa se encoge hasta quedar convertida en una choza. La casa pequeña indica ahora que su morador no debe tener exigencias, o debe tenerlas muy reducidas: y por mucho, que en el transcurso de la civilización, su casa gane altura, si el palacio vecino sigue creciendo en la misma o incluso en mayor proporción, el habitante de la casa relativamente pequeña se irá sintiendo cada vez más descorazonado, más descontento, más agobiado entre sus cuatro paredes. Un aumento sensible del salario presupone un crecimiento veloz del capital productivo. A su vez este veloz crecimiento del capital productivo provoca un desarrollo no menos veloz de riquezas, de lujo, de necesidades y goces sociales. Por tanto, aunque los goces del trabajador hayan aumentado, la satisfacción social que producen es ahora menor, comparada con los goces mayores del capitalista, inasequibles para el obrero, y comparada con el nivel desarrollo de la sociedad en general. Nuestras necesidades y nuestros goces tienen su fuente en la sociedad y los medimos consiguientemente por ella y no por los objetos con que los satisfacemos. Y como tienen carácter social, son siempre relativos”
Moraleja: 85 hiper millonarios poseen el equivalente a la mitad de los habitantes del mundo. Y aunque a estos el desarrollo de la “civilización”, no necesariamente proponiéndoselo, los haya alzado progresivamente por sobre sus antiguas y primitivas miserias, no consiguen salirse de la desigualdad. La comparación los desvela.
Se cumple así la metáfora del palacio descomunal al lado de la casa que se convierte en choza. Y también lo de los 85 ricos que se bastan para poseer lo que 3. 500 millones de no ricos juntarían sumando hasta la última moneda de lata en el bolsillo. Deja pensando el citado pensamiento de Marx. Lo escribió hace más de un siglo. Preguntémonos: ¿ Ese pensamiento envejeció, se enmoheció, o todavía luce fresco y transferible a nuestro tiempo?