"Dame la plata de la caja. No grites", decía el mensaje que el ladrón le dejó sobre el mostrador al empleado del local de ropa ubicado en el barrio de Once..

Cuando parecía que el delincuente se iba a ir tranquilamente con el botín en la mano, el vendedor lo sorprendió y lo sacó del local a los empujones para terminar agarrándolo a trompadas y patadas en la vereda.