Todo eso, ni más ni menos, en el primer párrafo de un editorial publicado hoy en El País de España, el del país que aporta 7 de cada diez desocupados europeos, en el que se afirma que “Cristina Fernández de Kirchner y su Gobierno están intentando esconder el fracaso de su gestión económica detrás de una fachada de nacionalismo”.

¿El ejemplo? El País cita el discurso de Cristina de ayer, desde Ushuaia, “en el que apeló al diálogo, pero también al sentimentalismo, en el conflicto diplomático con Reino Unido a cuenta de la guerra de 1982 y la esperanza de acceder al petróleo descubierto en las costas de las islas”.

El objetivo de El País, como se supondrá, no es informar a sus lectores; obviamente, se trata de una operación a favor de los inversores españoles en la Argentina. Por tal razón, asegura que “Argentina corre el riesgo de una ruina a corto plazo. Y la exaltación patriótica es un mal camino. Hoy, los inversores extranjeros en Argentina operan bajo una amenaza permanente de exacción o nacionalización”.

“Este es el caso de YPF –se alarma El País o, mejor dicho, trata de alarmar a sus lectores-, el grupo petrolero participado mayoritariamente por Repsol, al que se le están retirando arbitrariamente permisos de explotación en las provincias argentinas y sobre el que pende en los últimos meses un decreto de nacionalización. No hay ninguna razón para nacionalizar YPF”.

“La señora Kirchner tiene un problema con la economía de su país, con su política energética y con su balanza de pagos. Si quiere solucionarlos con patrioterismo económico, comete un grave error”, concluye el diario español.

Y Clarín, al reproducir hoy los principales párrafos del editorial, va en el mismo camino: intenta defender los intereses extranjeros por sobre los nacionales.