El episodio ocurrió durante la terrible represión por parte de la fuerza policiales contra jubilados y jubiladas que se encontraban protestando frente al Congreso. 

Cuando la policía avanzó por órdenes expresas del Gobierno, este periodista estaba obteniendo testimonios y grabando la situación cuando de repente cayó al piso. 

Allí se dio cuenta que uno de los policías le había propinado un palazo en la cabeza, sin tener absolutamente nada que ver y estando debidamente identificado como prensa. 

Se trata de otra imagen más de un Gobierno represivo que no respeta jubilados ni a periodistas aparentemente.