Correpi develó el triste saldo: 5 muertos y 5 heridos graves por gatillo fácil sólo en diciembre
Si bien el último mes del año no terminó, la policía mató a cinco personas, incluyendo a un niño de 13 años además de herir de gravedad a cinco jóvenes. La muerte de Brian vuelve a poner la discusión sobre el origen de la famosa inseguridad, y los vecinos reclaman más presencia de uniformados a sabiendas de que ellos son los que liberan zonas y hasta organizan el delito. ¿Qué es inseguridad?
Este lunes, cientos de personas se sumaron en San Juan y Jujuy a un acto convocado por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) en contra del gatillo fácil: “Los primeros días de diciembre de este mes presentábamos el informe de la situación represiva nacional, desde que asumió el nuevo gobierno se habían producido 259 asesinatos por las fuerzas de seguridad del Estado. En diciembre tuvimos seis casos de gatillo fácil y dos muertes en cárceles”, señaló al sitio Veintitrés Matías Levonian, militante de CORREPI.
Levonián, al mismo tiempo, dejó apuntó contra la contradicción y la encrucijada en la que se ve envuelta la población: “Quieren vaciar las calles para llenarlas de uniformados. En nuestros barrios es la policía la que administra el narcotráfico, las redes de trata, liberan la zona para que haya robo organizado”, advirtió.
“Nos sacan de las plazas y de las esquinas. Nos verduguean y nos detienen cómo quieren y cuándo quieren. Y tenemos suerte si no nos desaparecen, nos matan con gatillo fácil o nos torturan en cárceles y comisarías. Por eso no quieren que nos juntemos, que gritemos y los señalemos. A ver si la voz se hace grande y les tapamos la sombra. Nos quieren con miedo, que nos quedemos en las calles. Por eso salimos a las calles: para denunciar que esta violencia policial se produce todos los días. Así como en el caso de San Cristóbal, donde el pibe levantó las manos y le dieron un tiro en la frente. Eso sucede todos los días. Nosotros vamos a seguir denunciándolos”, aseguró Levonián.
La sangrienta seguidilla
10/12: David Medina Benítez, de 19 años, de Caballito, terminó con el fémur partido y una bala alojada en el pulmón, que los médicos no pudieron extraer porque era muy riesgoso. “No te mato porque hay cámaras”, dijo el policía al joven internado en el Hospital Durand.
17/12: Un joven de 22 años cuyo nombre no trascendió fue asesinado por un policía en el barrio San José, en el partido de Almirante Brown. La coartada del homicida -Teniente Primero, de 46 años- dice que la víctima fue abatida "cuando intentó asaltar al efectivo policial".
21/12: Un Bonaerense vació su cargador contra dos jóvenes en un colectivo de la línea 9, en Villa Diamante, Lanús. “Dos chorros abatidos”, festejó el diario local La Defensa. El mismo día, se produjo el caso de San Cristóbal. Después, un Federal de civil sacó su arma y le pegó un tiro en la frente a un joven que permanece gravemente herido en el Ramos Mejía, donde se encuentra como NN.
22/12: Ariel Martín Santos fue asesinado por una mujer policía de la Comisaría 11, que le gatilló entre cinco y ocho disparos, cerca de un supermercado en Caballito. Es el único caso en que las fuerzas fueron apartadas de la investigación, y la oficial está detenida. En Córdoba, el sargento Armando Murúa, que custodia al sacerdote Mariano Oberlín, fusiló a Lucas Leonel Ruchi, de 13 años: mientras la policía el pibe quiso robarle armado una motoguadaña a Oberlín, su familia afirma que el niño atravesaba el patio de la Iglesia para cortar camino e ir a jugar al fútbol. También el mismo día, en la localidad de Trujui, en Moreno, oeste del conurbano bonaerense, un policía de franco mató por la espalda al joven Manuel Ernesto Hernández, de 24 años. Su compañero, de 17 años, recibió un tiro en el abdomen, pero sobrevivió: la investigación habla de “Exceso de legítima defensa”, y los medios locales titularon "Un Policía Local mató a un delincuente en Trujui".
24/12: En Tucumán, Miguel Reyes Pérez, de 24 años, fue acribillado de un itakazo por un policía de civil. Unas semanas antes, dos policías apodados Rambito y Figueroa lo habían querido detener y lo amenazaban con armarle una causa. Cuando vio a Rambito, se puso a correr. Terminó muerto.