"La universidad no es una fábrica de latas de tomate"
La rectora de la Universidad Nacional de Lanús criticó fuertemente las declaraciones presidenciales y explicó por qué no tiene sentido pensar la relación entre inversión en educación y la cantidad de graduados.
La manipulación discursiva del Presidente quedó al descubierto el lunes pasado, cuando sentado en la legitimidad de las elecciones, lanzó finalmente su verdadero plan de gobierno: no es otro que el de la concentración de la riqueza y la quita de derechos a la ciudadanía.
La rectora de la Universidad Nacional de Lanús, Ana Jaramillo, charló con el programa Otra Vuelta de la FM universitaria y desnudó los intereses del macrismo en relación a la universidad pública superior. Jaramillo explicó que la estadística que brindó el mandatario se sostiene en una evaluación en términos productivos, evitando evaluar las reales condiciones que intervienen en la cantidad de estudiantes egresados.
"El término de ‘eficiencia’, que usa el presidente, que está extraído directamente del discurso de los organismos como la OCDE y el Banco Mundial que además de proponer la restricción de la autonomía universitaria, definen a la educación superior como un commoditie, una mercancía que se compra y vende para generar ganancias empresariales", explicaron desde la Confederación Nacional de Docentes Universitarios Histórica (CONADU) en un comunicado repudiando al Jefe de Estado.
"Mientras que el INDEC nos anuncia que más del 30% de la población está bajo la línea de pobreza y que más del 35% de los trabajadores están en la informalidad, se propone reducir el “gasto público” en la educación, cuando esta es justamente un igualador de oportunidades dentro de esta sociedad desigual", agregaron en relación a los mismos conceptos que desarrolló Jaramillo en la entrevista radial.
Página 12 reprodujo declaraciones de Sandra Torlucci, la rectora de la Universidad Nacional de las Artes: “En nuestro caso hay una curva en ascenso”, explicó respecto de la cantidad de estudiantes que ingresan y los que se gradúan en esa casa de altos estudios.
Según los datos oficiales, el número de trabajadores docentes, no docentes y personal del Conicet se incrementó un 14%, mientras que en el mismo período la cantidad de casas de estudio públicas pasó de 41 en 2003 a 61 en 2015. Por lo que la suposición de que es exagerado el gasto en las universidades es falsa, más teniendo en cuenta que en otros ámbitos estatales la suba de empleados fue muy superior: en el Poder Ejecutivo un 123%, en el Poder Legislativo un 62% y en el personal militar y de seguridad un 31%.
Aunque el ataque a la educación resulta obvio después de dos años de gobierno en donde las paritarias dejaron de cumplirse, los salarios perdieron frente a la inflación, se redujeron presupuestos en desarrollo tecnológico y de formación, incluso se ha criticado a la escuela pública, todavía no deja de sorprender la línea que está dispuesto a cruzar esta administración.