Vigilia del 24 de marzo en la Esma
Por las calles del orden
En el monstruo evidente
Ostensible como la vida
De sus árboles
Me atrevo por sus calles
Sentenciadas por la cal del método
Y sobre mí la noche inofensiva
Que me hace más cobarde
Y quién habrá horneado los ladrillos
Y dónde estaba el orbitado ojo
Y a qué sótano del mundo pertenece
La hundida luz
Del insomnio de las fieras
Hay grillos en su cadáver grande
Y la luna con sombras lo condena
Pero a las piernas libres del presente
El monstruo despojado
Apenas las soporta
Eso me alegra
Adentro
La música verifica a los ausentes
Y vacía el silencio aborrecido
Miro un zócalo
Huelo algo
Me espanta un flaco picaporte
Y aplaudo
Entre risas que duran un olvido
Y está abierta la puerta
Inútil y tarde
A la avenida que de otra libertad
A su héroe nombra tras la reja
En medio de su asfalto un cigarrillo
Da algún tiempo a mis pulmones
Para detener el tiempo
Y veo abrazos que a lo lejos se despiden
Prometiéndose
Que si bailamos sobre sus costillas
Y nos besamos sobre sus costillas
Será nuevo
Y todo muerto el monstruo
Aunque no hay nada conjurado todavía
Y borrar las pistas será falso
Porque sabemos que el camino
A casa
Se vuelve nuestro
Cuando salimos de la escuela.