Una Cámara de Diputados restaurada recibirá a la Presidenta
Desde el año 2012, en la Cámara de Diputados de la Nación se realiza un proceso de restauración llevado adelante por su presidente, Julián Domínguez, y ratificado por los presidentes de los distintos bloques.
Para mañana, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner realice la apertura de un nuevo período de sesiones ordinarias, el Palacio Legislativo lucirá un estado casi totalmente renovado.
El llamado Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE) tiene por objetivo la recuperación y la puesta en valor del Palacio Legislativo como edificio histórico y de sus anexos en el marco de la celebración de los 30 años de la democracia, y se desarrolla en convenio con las Universidades públicas del país.
Actualmente, en la Cámara de Diputados trabajan 108 restauradores que esta tarde aceleran las tareas. Por ejemplo, en la entrada de los legisladores sobre la calle Rivadavia, que siempre tuvo maderas ennegrecidas por los años y maltratadas por la lluvia y ahora luce impecable, como hace un siglo, tratada especialmente para hacerla más resistente y con sus ornamentos en orden. En la misma planta baja se están retocando los basamentos de piedra o pintados, tarea que va a tener que realizarse regularmente por el intenso tránsito del palacio, y se reinauguró en su gloria la peluquería de damas.
En el primer piso, se completó la restauración de la sala de taquígrafos, que era una suerte de ruina gloriosa, un lugar de boisseries oscuras y pisos maltratados cubiertos de cables enredados. Pero ahora es una belleza de maderas lustradas, con un parquet digno del palacio y sin cables a la vista. Hasta las lámparas de escritorio hacen juego, porque los restauradores recorrieron todo el laberinto hasta encontrar las que faltaban, piezas de bronce muy años treinta.
También se está trabajando en el Salón de los Pasos Perdidos, donde la inmensa pintura de la jura de la Constitución ya fue minuciosamente limpiada y restaurada. El Salón fue pintado y repintado con más fantasía que rigor, con lo que los cateadores tendrán que descubrir sus tonos originales y detectar sus dorados perdidos.
Además, en el tercer piso se restauró el Salón Néstor Kirchner, que era una ruina de humedades, caños puestos así nomás, cables colgando y maderas arruinadas, de muros de un color indefinido y manchado. Los cateos revelaron un sistema ornamental de los de antes, con stencil y puntillé, de pinturas al aceite.
Después de retirar caños puestos a la bartola, cables y otras acreciones, los muros se decaparon a bisturí –literalmente, lo que equivaldría a pulir pisos con un cepillo de dientes–, se restauraron y repintaron. Con los parquets impecables, nuevamente ocultando cables y sistemas, y con aire acondicionado sabiamente oculto, el Salón ahora es una muestra del gusto eduardiano con que se decoró el palacio.
Todos estos trabajos se realizan en paralelo con obras de ingeniería básica, como cambios de descargas pluviales y otras cañerías, y cableados de todo tipo.