Renunció el subsecretario de Presidencia por su cuenta oculta en un paraíso fiscal
Las presiones internas y, sobre todo, las denuncias externas, terminaron con la salida del Gobierno de Díaz Gilligan, quien guardaba 1,2 millones de dólares en un banco de Andorra.
Gracias a una investigación del diario El País de España, la semana pasada tomaba estado público que el subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan tenía una cuenta secreta en el paraíso fiscal de Andorra por 1,2 millones de dólares.
Días más tarde y tras numerosas denuncias públicas y judiciales contra el funcionario, la Oficina Anticorrupción (OA) le enviaba un requerimiento de siete largos párrafos para que aclarase la situación que, repentinamente, se transformó en un nuevo escándalo oficial.
Un escándalo, por cierto, que como muchos de los anteriores está vinculado a cuentas ‘offshore’ y no declaradas en paraísos fiscales a nombre de funcionarios macristas de alto rango; incluso a nombre de Mauricio Macri y su familia.
Este lunes y según publica el diario Clarín, Díaz Gilligan presentó lo que pretendía ser un descargo ante la OA, de apenas seis líneas, poniéndose a disposición de cualquier investigación.
Sin embargo, la presión mediática y del propio macrismo, que busca no estar envuelto en más escándalos de presunta corrupción luego de la caída brutal de la imagen presidencial, derivaron en la renuncia del funcionario.
A todos los afectos prácticos, el ahora exsubsecretario fue ‘renunciado’. Es que –según trascendió en las últimas horas– desde el Ejecutivo es esperaba un “gesto” de Díaz Gilligan y ya se barajaban nombres para la sucesión.
Como se sabe, durante el último fin de semana tuvo lugar en Chapadmalal el habitual ‘retiro espiritual’ de la plana mayor del Gobierno, donde estuvieron Macri y sus ministros; no obstante, los trascendidos periodísticos no hacen alusión a que se abordara el caso Díaz Gilligan.
Si el macrismo esperaba que el tema pasara al olvido esta semana, ocurrió lo contrario: estalló en el rostro del gabinete nacional que, por cierto, ha naturalizado las cuentas ‘offshore’ y las inversiones en paraísos fiscales como Andorra.
Es que todos o casi todos tienen al menos una.