Recalculando
Dante Augusto Palma
Finalmente, después de varios amagues, el gobierno decidió avanzar en una reducción de los subsidios en Gas y Agua para usuarios residenciales y comercios. Tal reducción es de un promedio del 20% lo que, llevado al monto final de la factura que se deberá pagar, implica un aumento del 100% para los usuarios que menos gas consumen (quien abone 20$ bimestralmente pasará a pagar 40$ bimestralmente a partir de agosto) y un 170% para aquellos hogares de zonas “barriales” (quienes abonen 27$ por bimestre pasarán a pagar 73$ en agosto).
Si se lo mide en términos porcentuales la suba parece importante pero cuando se observa la base desde la cual se parte, lo que la mayoría de los hogares seguirán pagando por Gas y Agua seguirá siendo poco en comparación con otras países de Latinoamérica e incluso con otras partes de nuestro país que se encuentran muy por encima de lo que pagamos aquellos que vivimos en Capital y Provincia de Buenos Aires.
Pero hay algunos elementos interesantes del anuncio: el primero es la aplicación de una lógica progresiva en el cobro de los servicios. Esto quiere decir que los que más tienen recibirán un aumento mayor (un 284% para los hogares cuya boleta de Gas hoy es de 325$ por bimestre y más del 400% en aquellos hogares de clase alta que por Agua pagan hoy, en promedio, la irrisoria suma de 32$ por bimestre). De esta manera se termina con el sin sentido de subsidiarle el agua a quien, según el Ministro De Vido, posee “una casa con dos cocinas, comedor, sala de estar, cuatro dormitorios, sala de juegos, estudio, quincho, pileta, dependencia de servicio, caldera o piso radiantes de 20 mil calorías horas funcionando a pleno 7 horas por día en invierno y calefón funcionando a pleno durante 120 minutos por día”. Algo similar sucede con el Gas.
A su vez, con esta misma lógica, habrá zonas del país exentas de esta quita de subsidios, beneficio que también tendrán los jubilados que cobren la mínima, las viviendas sociales y quienes cobren un subsidio por desempleo.
Otro punto interesante es el del escalonamiento: aun cuando para la enorme mayoría de los usuarios el aumento en términos reales será menor a lo cuestan dos atados de cigarrillos, siempre suele ser mejor digerido si se lo va haciendo de a poco. Por ello, la quita de subsidios tendrá una primera etapa en abril, otra en junio y la última en agosto.
Para finalizar, resulta importante destacar, también, que lo que se busca no es un recorte de los subsidios sino una reasignación de partidas. Esto quiere decir que el gobierno se ha comprometido a utilizar el dinero “que se ahorra” para destinarlo a la Asignación Universal y al plan PROGRESAR. Al igual que la normalización del número del IPC que brindaba el INDEC, éste es un paso importante que da el gabinete económico liderado por Kicillof. Un buen ejemplo de lo que alguna vez se llamó sintonía fina y que bien puede ser análogo a ese momento en que el GPS del auto te dice “recalculando” y te lleva, por otro camino, al mismo lugar.

Finalmente, después de varios amagues, el gobierno decidió avanzar en una reducción de los subsidios en Gas y Agua para usuarios residenciales y comercios. Tal reducción es de un promedio del 20% lo que, llevado al monto final de la factura que se deberá pagar, implica un aumento del 100% para los usuarios que menos gas consumen (quien abone 20$ bimestralmente pasará a pagar 40$ bimestralmente a partir de agosto) y un 170% para aquellos hogares de zonas “barriales” (quienes abonen 27$ por bimestre pasarán a pagar 73$ en agosto).

Si se lo mide en términos porcentuales la suba parece importante pero cuando se observa la base desde la cual se parte, lo que la mayoría de los hogares seguirán pagando por Gas y Agua seguirá siendo poco en comparación con otras países de Latinoamérica e incluso con otras partes de nuestro país que se encuentran muy por encima de lo que pagamos aquellos que vivimos en Capital y Provincia de Buenos Aires.

Pero hay algunos elementos interesantes del anuncio: el primero es la aplicación de una lógica progresiva en el cobro de los servicios. Esto quiere decir que los que más tienen recibirán un aumento mayor (un 284% para los hogares cuya boleta de Gas hoy es de 325$ por bimestre y más del 400% en aquellos hogares de clase alta que por Agua pagan hoy, en promedio, la irrisoria suma de 32$ por bimestre). De esta manera se termina con el sin sentido de subsidiarle el agua a quien, según el Ministro De Vido, posee “una casa con dos cocinas, comedor, sala de estar, cuatro dormitorios, sala de juegos, estudio, quincho, pileta, dependencia de servicio, caldera o piso radiantes de 20 mil calorías horas funcionando a pleno 7 horas por día en invierno y calefón funcionando a pleno durante 120 minutos por día”. Algo similar sucede con el Gas.

A su vez, con esta misma lógica, habrá zonas del país exentas de esta quita de subsidios, beneficio que también tendrán los jubilados que cobren la mínima, las viviendas sociales y quienes cobren un subsidio por desempleo.

Otro punto interesante es el del escalonamiento: aun cuando para la enorme mayoría de los usuarios el aumento en términos reales será menor a lo cuestan dos atados de cigarrillos, siempre suele ser mejor digerido si se lo va haciendo de a poco. Por ello, la quita de subsidios tendrá una primera etapa en abril, otra en junio y la última en agosto.

Para finalizar, resulta importante destacar, también, que lo que se busca no es un recorte de los subsidios sino una reasignación de partidas. Esto quiere decir que el gobierno se ha comprometido a utilizar el dinero “que se ahorra” para destinarlo a la Asignación Universal y al plan PROGRESAR. Al igual que la normalización del número del IPC que brindaba el INDEC, éste es un paso importante que da el gabinete económico liderado por Kicillof. Un buen ejemplo de lo que alguna vez se llamó sintonía fina y que bien puede ser análogo a ese momento en que el GPS del auto te dice “recalculando” y te lleva, por otro camino, al mismo lugar.