La historia es claramente incomprobable, salvo que la misma periodista diga que recibió este tipo de mensajes. Pero la verdad no es algo relevante para este Gobierno.

Basta con que quieran difundir algo para que manden a Feinmann y Trebucq, a quienes le Presidente llama por sus nombres de pila confirmando su cercanía, para que cualquier cosa se convierta en un hecho irrefutable.

Según el presidente y sus voceros paraoficiales, como si no tuviera un equipo de comunicación que cobra fortunas, “hay un complot de un grupito de políticos, periodistas y empresarios que no pueden aceptar que perdieron el poder y están desesperados por hacer cualquier cosa para volver”.