Javier Milei está convencido de estar haciendo un trabajo excelente al frente del país, e incluso llegó a autopostularse para el Premio Noble de economía.

Pero no solo su mirada es indulgente consigo mismo, sino que -como siempre- tiene un componente violento.

Con su modalidad habitual, el Presidente atacó a la oposición, la acusó de ser golpista, y le echó la culpa de la caída de los bonos argentinos.