Tiene razón en lo que plantea y lo dice muy bien, hay que darle la derecha -nunca mejor dicho- a Marcelo Longobardi sobre su capacidad de realizar sólidas editoriales al comienzo de sus programas.

Como este viernes, que se despertó con ganas de cantarle cuatro verdades al viento y dejó fluir toda la bronca contenida por un Gobierno al que ve inepto, con un Presidente que vive en el mundo de su imaginación, y un futuro sombrío.

Pero lo que más le molesta de todo es que ve que está próximo a estrellarse y se llevará consigo gran parte de las premisas que pregonaron por décadas los liberales.