Marce y la muerte
El hombre que ha amasado una fortuna haciendo de la degradación de la persona la más productiva manera de hacer dinero y rating en la televisión dice “Asistimos a la degradación del diálogo en la Argentina”. El hombre que acostumbra hacer de las más bajas peleas, insultos, violencia de género, y descalificaciones un espectáculo para grandes y chicos dice "Estamos asistiendo a una degradación constante en el país, donde pensar diferente te convierte en enemigo. La violencia la estamos sintiendo todo el tiempo, no me sorprende nada últimamente." Y seguramente dirá que tampoco le extraña este comentario de un peligroso oficialista como yo, a quien le podrá caber la acusación de otra de sus frases del lunes pasado “Parece que el vamos por todo es incluso, ir por tu vida. Parece que el diálogo no existe.” Justo él que en su producto televisivo prescinde de cualquier diálogo humanizado, y donde toda forma de comunicación entre personas está prefigurada en la gastada, la broma sexual, la crítica, la degradación, el insulto y toda otra forma de humillación, desde la más leve a la más profunda. Y así Marce recientemente premiado como personalidad destacada de la cultura no tiene prurito en poner en juego a la violencia y a la muerte para sumar rating, dinero y ya que estamos votos.
Y alguien distraído podría preguntarse por qué el PRO por unanimidad votó para premiar como personalidad destacada de la cultura a una persona que siempre se destacó por no hacer nada por la cultura, sino que al contrario ha hecho todo lo posible por empobrecerla, y no por lo chabacano* de su producto que sería otra discusión, sino por los valores antisociales que promueve. Pues bien, por eso lo premian. Porque Marce es el populismo de derecha que “entretiene” a “la familia” bajando la línea de los valores que más le convienen a él mismo y sus aliados de clase. Y no lo hace nada mal, su producto gusta, vende, divierte, entusiasma, aunque no deje cosas buena. Pero no hay que escandalizarse. El PRO ya premió al producto Violetta y no sé qué otras cosas más que hacen mucho dinero y son consumidos por multitudes, respetando los principios de cualquier emprendimiento comercial que por definición no deben tener en cuenta el bien común, sino la ganancia y la masividad.
Pero ahora Marce se pone serio y aprovecha lo que hoy podemos estar seguros de que fue un error de Alex Freyre: el elegir como interlocutor para discutir sobre cosas serias a uno de los personajes favoritos de esa maquinaria que Marce maneja como nadie. Elegir a un interlocutor es elegir de qué manera se va a discutir, y Alex eligió la peor manera. No sabemos cuánta es la influencia de esta nueva personalidad de la cultura en su público, pero podemos estar seguros de que no es poca. Y así la audiencia del lunes se encontró con un Marce que sin su sonrisa luminosa habló de muerte, violencia y persecución endilgándole esa falsa matriz al gobierno. En un gesto más massista que otra cosa ahí está Marce, serio y preocupado porque según su calculada mirada de “simple y buen muchacho de pueblo” el gobierno es capaz de matar. Ahí está Marce transmitiendo a la población ese temor primario como es el de perder la vida “el vamos por todo es también ir por tu vida”. Una enormidad que carece del menor contacto con la realidad, salvo la desafortunada frase de Freyre que por más desafortunada nadie con honestidad podrá decir que fue una amenaza de muerte. Toda una perversión del tema, porque lo que se estaba discutiendo era sobre cuánto puede influir la política en la vida de las personas que necesitan que el Estado salga a contrapesar la lógica del capitalismo, cuando esa lógica le pone un precio impagable a la vida humana.
Pero a Marce nada de eso le interesa porque él podría pagarse miles de tratamientos de todas las enfermedades habidas y por haber en el mundo. Demagogo y cínico, entre un culo y otro, Marce que comprendió y usó al capitalismo en su vertiente mediática aletargante, produciendo y vendiendo una alegría sin amor ni respeto por el otro, la recordada alegría menemista, ese hombre se tomó unos minutos para vender miedo. Y para tapar una vez más la importancia de un Estado que al revés de lo que él hace, pone dinero para curar enfermos. Marce en un gesto siniestro, instalado en la misma lógica económica que ajusta la vida según quién tenga el dinero suficiente para seguir respirando, justo él asusta con la muerte. Justo Marce que después de tantos años de juntar plata y poder ya siente que está cerca su momento de ingresar a la política, como lo hace todo poderoso de derecha que entiende que el poder del dinero puede extenderse más allá de las empresas para ser puro poder.
*Sobre lo chabacano, el humor chabacano, quiero y creo que puedo hablar porque trabajo con el humor y muchas veces lo hice en esa misma vertiente. Lo grosero, lo soez, lo vulgar, no es sinónimo de incultura o ignorancia. No viene necesariamente soldado a mensajes discriminatorios, violentos o insociales. Sólo recordar momentos chabacanos de Capusotto, de Alberti, de Casero, de Tortonese, de Urdapilleta, de Vernaci, de Briski, de Gasalla, de Guinzburg, de Fontova. Todos ellos supieron en algún momento hacernos reír con grandes groserías y sin embrutecer ni insensibilizar, y sin abusar ni violentar a nadie.