Majul desnuda estrategias
El periodista, en su rol de columnista del diario La Nación, explica casi sin darse cuenta cuál es el mecanismo que eligieron los medios para golpear al gobierno y quienes son sus aliados dentro de la Justicia.
En muchas transmisiones de fútbol, tanto radiales como de televisión, se puede ver como algunos relatores tienen jugadores favoritos. Algunos porque son hinchas y tienen preferencias y debilidad y otros porque tienen algún interés particular detrás el éxito del jugador. Algunos de ellos son hábiles con los elogios, otros, en cambio se exceden y levantan sospechas.
Algo así hace Majul, se deshace en elogios y en críticas; unas para un lado, otras para el otro. En el marco de la causa que investiga a Amado Boudou, Majul tiene favoritos y no tanto. Desde ya, el fiscal de la causa, Carlos Rívolo, quien está aliado con los medios en su ataque al Vicepresidente, es para Majul, poco menos que el Messi de los fiscales.
Dice Majul: "...el problema es que el vicepresidente, con la aparente anuencia de la Presidenta, no denunció al procurador general por eso, sino por no controlar y maniatar las acciones de su subordinado, el fiscal Carlos Rívolo, otro profesional que investiga con seriedad y que suele acumular pruebas incontrastables cuando piensa que el delito existe".
Muy elogioso Luisito para con Rívolo.
Al mismo tiempo, Majul se desespera porque la operación contra Boudou termine por golpear a Cristina Fernández de Kirchner. Alineado con los intereses históricos de La Nación, el periodista busca dañar al Gobierno Nacional.
"Amado Boudou, un vicepresidente audaz, acaba de arrojar una "bomba" que puede explotarle en la cara al Gobierno, en general, y en la figura de la Presidenta, en particular", sueña Majul.
Luego, para tratar de tapar la operación, utiliza una serie de argumentos difíciles de sostener: "Por las dudas, los voceros habituales de Cristina insisten en agitar el mismo fantasma de pánico que esgrimieron durante el conflicto con el campo. Es decir: la idea de que detrás de las acusaciones contra Boudou hay un intento solapado de la oposición y los medios de destituir a una Presidenta que acaba de alcanzar el récord histórico con la obtención del 54% de los votos. Para ser sinceros, hay que decir que la oposición casi no existe. Y para ser más justos todavía, nunca los medios críticos parecieron tener menos poder "político" que ahora mismo. Eso independientemente de que no es vocación de la prensa semejante locura. Pero más allá de las exageraciones y las chicanas, hay que aclarar que un eventual pedido de licencia del vicepresidente no debería provocar ninguna crisis institucional. Más bien aliviaría la situación de tensión que está soportando todo el Gobierno, incluida la jefa del Estado".
Majul intenta afirmar que los medios no tienen poder de fuego, desde los medios que disparan todos los días sus flechas hacia el mismo lado. 
El sueño de los medios hegemónicos es que la operación contra Boudou, salpique a la Presidenta. Majul intenta decir que no hay operación, pero en su exagerada adjetivación no hace más que desnudarla.

En muchas transmisiones de fútbol, tanto radiales como de televisión, se puede ver como algunos relatores tienen jugadores favoritos. Algunos porque son hinchas y tienen preferencias y debilidad y otros porque tienen algún interés particular detrás el éxito del jugador. Algunos de ellos son hábiles con los elogios, otros, en cambio se exceden y levantan sospechas.

Algo así hace Majul, se deshace en elogios y en críticas; unas para un lado, otras para el otro. En el marco de la causa que investiga a Amado Boudou, Majul tiene favoritos y no tanto. Desde ya, el fiscal de la causa, Carlos Rívolo, quien está aliado con los medios en su ataque al Vicepresidente, es para Majul, poco menos que el Messi de los fiscales.

Dice Majul: "...el problema es que el vicepresidente, con la aparente anuencia de la Presidenta, no denunció al procurador general por eso, sino por no controlar y maniatar las acciones de su subordinado, el fiscal Carlos Rívolo, otro profesional que investiga con seriedad y que suele acumular pruebas incontrastables cuando piensa que el delito existe".

Muy elogioso Luisito para con Rívolo.

Al mismo tiempo, Majul se desespera porque la operación contra Boudou termine por golpear a Cristina Fernández de Kirchner. Alineado con los intereses históricos de La Nación, el periodista busca dañar al Gobierno Nacional.

"Amado Boudou, un vicepresidente audaz, acaba de arrojar una "bomba" que puede explotarle en la cara al Gobierno, en general, y en la figura de la Presidenta, en particular", sueña Majul.

Luego, para tratar de tapar la operación, utiliza una serie de argumentos difíciles de sostener: "Por las dudas, los voceros habituales de Cristina insisten en agitar el mismo fantasma de pánico que esgrimieron durante el conflicto con el campo. Es decir: la idea de que detrás de las acusaciones contra Boudou hay un intento solapado de la oposición y los medios de destituir a una Presidenta que acaba de alcanzar el récord histórico con la obtención del 54% de los votos. Para ser sinceros, hay que decir que la oposición casi no existe. Y para ser más justos todavía, nunca los medios críticos parecieron tener menos poder "político" que ahora mismo. Eso independientemente de que no es vocación de la prensa semejante locura. Pero más allá de las exageraciones y las chicanas, hay que aclarar que un eventual pedido de licencia del vicepresidente no debería provocar ninguna crisis institucional. Más bien aliviaría la situación de tensión que está soportando todo el Gobierno, incluida la jefa del Estado".

Majul intenta afirmar que los medios no tienen poder de fuego, desde los medios que disparan todos los días sus flechas hacia el mismo lado. 

El sueño de los medios hegemónicos es que la operación contra Boudou salpique a la Presidenta. Majul intenta decir que no hay operación, pero en su exagerada adjetivación no hace más que desnudarla.