Los gritos los vocearon unos jóvenes que compartieron el espacio con Sandra Pettovello que, lejos de inmutarse, sonrió con despreocupación.

Cuando escuchó que decían que la aerolínea de bandera no se debe vender, respondió “sí, se vende”, para reforzar la confrontación.

Y para cerrar toda controversia recurrió al latiguillo libertario preferido: “Hubieran ganado las elecciones.