Es un golpe de efecto, un golpe sobre la mesa, y al mismo tiempo una toma de posición indudable. Cansado de las dilaciones y los arreglos con el Gobierno, Pablo Moyano renunció a su rol de Secretario General de la CGT.

Esto es un cimbronazo que pondrá al líder camionero al frente de un sindicalismo combativo que disputará la calle con el gobierno de Javier Milei.

Tanto Eduardo Feinmann, como Esteban Trebucq y Guillermo Ortelli contaron que en el oficialismo esto se festejó como un gol.