José Luis Espert tiene claro que Axel Kicillof no tiene cómo estar al tanto, y por lo tanto responsabilizarse, sobre una muerte ocurrida tras un intento de robo en una localidad del conurbano de la Provincia de Buenos Aires.

Pero a Espert eso no le importa, lo único que quiere es alimentar al monstruo que crearon los libertarios, donde los razonamientos no sirven y todo se trata de una contienda por captar el factor emocional de los votantes.

Decirle “pigmeo mental amante de los criminales” no tiene ningún objetivo más allá de confrontar directamente con Kicillof, e insultarlo para alegrar a los antik furiosos.