Rusia está en el ojo de la tormenta en cuanto a derechos de las minorias sexuales se refiere. A la "cacería de gays" que se producen en su capital, Moscú, hay que sumarle las recientes declaraciones del presidente Vladimir Putin, quien dijo que la homosexualidad no es delito pero que se prohibirán las propagandas homosexuales.

A esta altura, pese a que algunos países todavía las prohíben, no condenar a los homosexuales debería ser la base y no el final dentro de las libertades individuales de cada país. "No vetamos las relaciones sexuales no tradicionales. No prohibimos nada y no metemos a nadie en la cárcel" aseguró Putin.

El presidente ruso y otros políticos defendieron la ley aprobada en junio como una media para "proteger a los niños", en la cual se prohíben la "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales". Muchos sectores sostienen que  viola los derechos de la comunidad homosexual y restringe su libertad de expresión.

Pero Putin desestimó las criticas: "Tenemos nuestras propias tradiciones, nuestra cultura, mostramos respeto a todos nuestros socios y pedimos que nuestras tradiciones y nuestra cultura también sean respetadas".