Cuando algunos se llenan la boca con la calidad de la educación pocos tienen en cuenta lo difícil que resulta estudiar y aprender algo con la panza vacía.

Florencia es una docente de una escuelita rural en la localidad de San Pedro, Misiones, donde el comedor funciona sólo 3 veces por semana porque no le llegan los insumos básicos para alimentar a los chicos. Los días que no hay comedor los chicos vas a su casa a “almorzar”.

El problema es que en sus casas tampoco hay algo para llenar sus panzas y esta docente contó que cuando les pregunta a sus alumnos que comieron la respuesta es dolorosa: “pan”. Sólo pan.