No se trata de discutir si el reclamo es, o no, justo. El nudo que impulsó el paro, es político; un cambio de posición propio, que Moyano intenta trasladar al Gobierno Nacional, pero que a todas luces se le vuelve encima.

El contexto no es como supo ser en 2008; ocasión en que el conflicto por la 125 derivó en un lockout patronal del "campo", que paralizó el país y desabasteció las ciudades. Sin embargo, las adhesiones de la derecha y la izquierda, rivales históricos del peronismo, en una misma manifestación popular, se parecen bastante.

Allá por 2008, las patronales del campo, que habían cortado rutas y derramado leche en las mismas, realizaron un acto en el monumento a los españoles, ubicado en Palermo a pasos del predio de la Sociedad Rural Argentina. Allí, confluyeron en el mismo lugar y enarbolando las misma banderas, sectores tan disímiles como la mesa de enlace, que ya en su seno contiene intereses que se suponen antagónicos, y el MST, Movimiento Socialista De los Trabajadores, un partido político de izquierda, que, como ellos definen "se referencia en la corriente histórica, marxista-leninista-trotskista".

¿Qué llevó en su momento a la izquierda a compartir un acto con la Sociedad Rural Argentina, entidad que desde el escenario gritó a viva voz que luchaba por el regreso del país agroexportador como modelo?

Hoy, resulta a simple vista una adhesión más lógica la de la izquierda a un reclamo impulsado por trabajadores. Sin embargo, otros personajes, vinculados a sectores de derecha clásica concurrieron al acto. ¿Qué une a Jorge Altamira, líder del PO y a Cynthia Hotton, una exdiputada derechista? Ambos estuvieron en la movilización que realizó Hugo Moyano, títular de la CGT.

Cynthia Hotton es una exdiputada vinculada al PRO, la derecha que gobierna la Ciudad de Buenos Aires. Ha tenido recordadas exposiciones parlamentarias en oposición a las medidas más inclusivas impulsadas por el Gobierno Nacional o por el bloque del Frente Para la Victoria. En ocasión del matrimonio igualitario, fue, junto con la senadora Liliana Negre de Alonso y el diputado Alfredo Olmedo quienes más se opusieron, Hotton, incluso, publicó videos en los que convocaba a marchas para que "los chicos tengan mamá y papá".

Al igual que en 2008, la izquierda y la derecha confluyen en un acto contra el Gobierno Nacional, pero ¿Cuándo ocurre esto? ¿Qué medidas o contextos favorecen este encuentro? En el conflicto de la 125, el Gobierno Nacional propuso un esquema de retenciones móviles que acompañara el precio internacional de la soja, a mayor precio, mayor retención, a menor precio, menor retención. La medida, diseñada por Martín Lousteau, proponía capturar renta extraordinaria para redistribución; Cristina Kirchner anunció en su momento que con lo recaudado se construirían hospitales.

El reclamo actual es distinto, sin embargo, también está relacionado con la recaudación fiscal, pero ahora afecta intereses de la masa de asalariados que poseen mejores ingresos. Es, al igual que en 2008, un reclamo de sectores que en mayor o menos medida, se encuentran favorecidos, cada uno en su propio contexto. Sólo el 19% de los asalariados paga impuesto a las ganancias, y la CGT asegura que el piso es muy bajo. En ese caso ¿No sería más importante preguntarse por qué el 81% de los trabajadores cobra salarios por debajo de un mínimo no imponible que la CGT considera injusto? ¿Es prioridad el 19% que mejor cobra o el 81% que aún no pudo mejorar su situación como otros sectores?

Cuando sectores que no son los más perjudicados del país ven afectados sus intereses, la derecha clásica y la izquierda utópica se tocan, confluyen en alguna plaza porteña y efectúan sus reclamos.

En el medio quedó un sector del movimiento obrero organizado como facilitador del encuentro. El mismo movimiento obrero que en 2008 enfrentó a las patronales del campo cuando éstas atentaban contra la democracia, es justo reconocerlo y remarcarlo.

Sin embargo, es cuestionable no observar quienes intentan capitalizar el reclamo, quienes, en definitiva, se suben al camión de Moyano. La movilización recibió el apoyo de la filoprocesista Cecilia Pando, y del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, adversarios históricos del movimiento obrero organizado.

Se trata entonces de observar que estas adhesiones son interesadas y buscan capitalizar un reclamo que se volvió útil a otros fines, oscuros, y no vinculados a una puja salarial que no está en cuestión. La política es estrategia, y Moyano lo sabe, por eso resulta difícil pensar que no detecta esta situación, lo preocupante es que no ajuste el rumbo.