Tirarle un botellazo a un presidente, cualquiera sea éste, está mal y debe ser repudiado. El que cometió el acto debe ser reprendido y responsabilizarlo por lo cometido. Pero de ahí a compararlo con un arma gatillada cerca de la cabeza de un dirigente político ya es otra cosa.

Eso es lo que hizo Eduardo Feinmann, quien publicó este mensaje para poner a la misma altura el atentado contra Cristina que el repudiable hecho de tirarle una botella a Javier Miei.

Eduardo, ambas cosas están mal, pero en una hay un intento deliberado de matar a una persona, no es tan difícil de entender.