De mandarlos a ''lavar los platos'' a lanzar un satélite propio
Por más que los medios lo oculten, el país ha manifestado un importante crecimiento en la materia, que, como muestra 678 a partir de su informe, contrasta y mucho con las gestiones de los 90 y principios del 2.000.
Desde el 2003 hasta la actualidad, Argentina ha manifestado un importante avance en ciencia y tecnología, que se ve reflejado en varias noticias, que por ser positivas y relevantes para el interés nacional, por supuesto, no son cubiertas por los medios opositores, que silencian esta información.
Una de las recientes noticas que pocos medios levantaron, tiene que ver con la producción local de tecnología satelital, mediante la cual Argentina logró fabricar su satélite propio. Se trata del ARSAT1, que brindará servicios de telecomunicaciones por primera vez en la historia, convirtiéndose así, en el octavo país en alcanzar este logro.
De esta forma, Argentina da un paso más de la independencia tecnológica, aunque algunos funcionarios que pretenden ser presidentes, lo desmerezcan. Fue el caso de Mauricio Macri, que cuestionó la fabricación del satélite, y consideró: “Hay mucho despilfarro, nunca vi un Gobierno que malgaste tanto los recursos, haciendo empresas tecnológicas que no hacen falta”.
Como bien demuestra el programa 678 a través de su material de archivo, el contraste entre la actualidad y las gestiones pasadas es abrumador. Mientras en los tiempos que corren Argentina experimenta avances históricos, en los 90 Domingo Cavallo mandaba a “lavar los platos” a los científicos que reclamaban mejores sueldos y condiciones para desarrollar su trabajo.
Del mismo modo, como recuerde 678, en el 2001, científicos del Instituto Malbrán reclamaban por el recorte presupuestario del Estado, ya que no podían producir vacunas contra la gripe, logro alcanzado en la actualidad, a partir de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
También en el 2001, miembros del Conicet, se quejaba que los investigadores no tenían subsidios, y por eso se marchaban al exterior, donde eran más reconocidos. En el 2013, Amado Boudou anunciaba que se repatriaba a la científica número 1.000, a partir de un programa del Gobierno.