Cuatro años
Fui una sola vez a la cancha. Con un chico a los 16. Vimos a River en el segundo tiempo, gratis entramos. A los 16 él me gustaba, lo conocí un verano en Miramar. Yo estaba un poco borracha en la terraza de un boliche y charlando se me cayó una sandalia a la calle de la costanera. No podíamos salir sin que nos hicieran pagar la entrada de nuevo, entonces le gritó a los flacos de abajo que me la revolearan. Fue una secuencia divertida vernos atajando la sandalia entre la gente que bailaba. Al otro día lo crucé en la puerta de la churrería sobre la peatonal y me dio su teléfono escrito en el reverso de una postal del Che. En Buenos Aires volvimos a vernos un par de veces. Quería acostarse conmigo y yo no quería porque no me hacía de novio. No lo logró. Después terminamos en la misma facultad. Se había ido a Colombia dos meses y hablaba con tonada. Se hacía el Guevara hermano latinoamericano. Creo que era medio psicótico o que le habían hecho mal las drogas. Un idiota. Agradecí no haberle dado bola antes.
La última vez que lo vi fue en el funeral de Néstor. Hace cuatro años. Van dos contratos de alquiler sin Néstor, una agonía de Cerati sin Néstor, un mandato presidencial sin él. Su partida fundó la gloria del kirchnerismo. La gloria vino con la pérdida. Néstor fue la ñusta sacrificada con la que se alcanzó la cumbre del 54%. Quizá la escalada empezó en el festejo del Bicentenario cuando bailaron con Cristina por la calle. Ella llevaba un saco de terciopelo verde con el borde de las mangas llenas de pompones y piedras brillantes, a Néstor le brillaba la sonrisa. Quizá la gloria se consolidó con el discurso en el Hotel Intercontinental el día del triunfo colosal de 2011. "Yo no me la creo, nunca me la creí ni pienso hacerlo. Sin él, sin su inconmensurable valentía y coraje, sin las cosas a las que él se atrevió, hubiera sido imposible llegar hasta aquí". Ya teníamos Asignación Universal por Hijo, matrimonio igualitario, desendeudamiento, Ley de Medios, Unasur... Faltaba sólo YPF y faltaba la ñusta.
La noche del funeral el pibe estaba atrás mío en la cola para entrar a ver el cajón. No lo saludé. En un momento tipo cinco de la mañana se largo a llover y empezó a agitar a la cana para que nos dejen pasar. Mi mejor amigo me dijo "este tarado va a hacer que nos caguen a palos a todos después de nueve horas de aguante". Le contesté que con ese tarado casi pierdo la virginidad y me dijo "qué raro vos con un pelotudo...", nos reímos mucho los dos. Ahí descomprimieron la fila y pasamos todos corriendo adentro de la Casa Rosada debajo de la llovizna. Nunca vi tantas flores juntas. Estaba todo lleno de coronas. Nunca olí tantas flores juntas, te tumbaban. Del partido no me acuerdo nada. Y además soy de Boca.