Cuatro estadios de fútbol. Ese espacio ocupó el campamento del VI Congreso del Movimiento Sin Tierra de Brasil realizado del 10 al 14 de febrero en Brasilia. Allí se reunieron más de 16.000 delegados y delegadas de una de las mayores organizaciones campesinas del mundo que este año cumplió tres décadas. Durante este encuentro, se reafirmó la meta que persiguen desde hace años: conseguir una  reforma agraria estructural.

Lejos de hacerle el juego a la derecha, este movimiento ha elegido muy bien los momentos para protestar o apoyar al poder ejecutivo. Decidió darle su respaldo a Lula en las elecciones del 2002 y 2006 pero no por eso dejó de realizar fuertes críticas. Lo mismo ocurrió con la otra candidata del PT (Partido de los Trabajadores), la actual presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, quién también contó con apoyo del MST en las elecciones del 2010. Sin embargo, las exigencias al actual gobierno son muchas: consideran insuficientes las 4.700 familias que fueron asentadas en los campos en 2013 dado el número de 100.000 que esperan por ello, señalan que la tierra está concentrada en unos pocos que especulan para ganar dinero y que más de 37.000 escuelas en el campo han sido cerradas.

Si bien el MST no se ha pronunciado sobre a quién respaldará en los comicios presidenciales de octubre, su inclinación por el PT en las últimas elecciones debe buscarse en el fortalecimiento que en los últimos años se le dio a la agricultura familiar con el Programa de Adquisición de Alimento (PAA) y en el “Bolsa (beca) Familia”, programa social para ayudar a los más desfavorecidos que tiene por año más de 46 millones de beneficiarios.

A 112 días para el mundial de fútbol la organización campesina no le ha rehuido al tema. Sus integrantes han considerado que realizar protestas durante el evento es un error y descartaron sumarse a aquellas manifestaciones que surjan durante los meses de junio y julio en Brasil. La organización campesina considera que todo el pueblo brasileño quiere ver el mundial y que la sobrevaloración de los costos en las obras para el Mundial es algo mínimo al lado de las ganancias de la banca privada con ayuda estatal que se está dando en estos momentos en ese país.

El Movimiento Sin Tierra cumple 30 años y las corporaciones mediáticas de aquel país  también se han acordado de él con adjetivos como “arcaico”, “moribundo” o  “inmaduro”. Del otro lado, las radios comunitarias, a la espera de una ley de medios como la de Argentina,  lo consideran un ejemplo a seguir. “Precisamos una reforma agraria del aire también, que haya una justa distribución del espectro radial, el ejemplo de lucha del MST nos inspira”, me cuenta Pedro Martins, representante de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de Brasil. Democratizar es la tarea.