El radical pidió la absolución en sus últimas palabras ante el tribunal que lo juzga. También realizó una fuerte autocrítica por su renuncia y afirmó que el pago de sobornos en el Senado fue una "maniobra".

"Desde el más alto cargo he podido ver muchas agachadas, operaciones, miserias, hay que estar en actitud para desarticularlas; admito que el golpe, la operación de que fuimos víctimas debí desbaratarla", dijo.

En el medio de su discurso ante el Tribunal Oral Federal 3 confesó: "Mi deber era persistir en el ejercicio del poder, no fui elegido para renunciar sino para cumplir con mi mandato. No haberlo podido hacer es uno de mis grandes dolores y asumo la responsabilidad".

"Reconozco que los hechos en ese conjuro me superaron" dijo y sobre la causa de sobornos indicó que "fue una maniobra que fue creciendo como un inmenso globo y culminó luego con la renuncia del vicepresidente (Carlos Alvarez) y al final del 2001 con mi propia renuncia, había intereses políticos y económicos para licuar deudas".

Además pidió ser absuelto por el pago de sobornos y durante casi una hora realizó un repaso de la causa judicial, criticó al arrepentido Mario Pontaquarto y hasta recordó su paso por el acto que conmemoró los 30 años de democracia esta semana.

Sobre las palabras del exsecretario parlamentario del Senado, Mario Pontaquarto, quien ratificó que se pagaron sobornos, dijo: "Es una gran mentira, jamás el Presidente dijo semejante cosa y jamás pudo admitir que se comprara una ley".

"Fueron muy lejos con la maniobra, justo ahora que se cumplen 30 años de democracia y hay que cuidarla, en el 2000 seguramente era débil, susceptible de agresiones. No sé ahora, creo que ahora podemos verla consolidada, por eso fui los otros días invitado a la Casa de Gobierno, pensé que cumplía mi deber institucional".

También criticó a quienes integraron su Gobierno "y se esconden en vez de defender, huyen y cuando se deroga la ley hablan de la mayor vergüenza institucional de la historia del país, como hizo (Rodolfo) Terragno. Hace poco lo vi y no le negué el saludo, tenemos que comprender la debilidad humana, no me toca juzgarlos".

"Tengo un dolor intolerable pero no odio", resaltó De la Rua ante los jueces. "Mi indignación es por mezclarme en una causa sobre corrupción, porque la combatí toda la vida, la detesto", acotó: "Esto es un manoseo, humillación, vergüenza, esto me duele que vengan a ofender el honor y buen nombre de quien accedió al máximo honor que puede dispensar la Patria, vengo a defender la institución presidencial y al Senado".