La misiva que llega desde Sao Pablo, Brasil en nombre de Lula Da Silva, el ex presidente de Brasil, quien fue gran amigo de la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner y de Néstor Kirchner, le escribe para comentarle "sobre la gravísima situación política e institucional que vive Brasil".

En él hace un breve repaso de todo lo conseguido a través de su gobierno, "a pesar de la complejidad inherente a las grandes democracias y de los problemas crónicos de Brasil, unir a mi país alrededor de un proyecto de desarrollo económico con inclusión social", y de esa manera haber logrado un salto histórico y lograr empleo, crecimiento productivo, entre otras cosas. 

También recuerda que a través de medios pacíficos y democráticos lograron sacar a Brasil del mapa del hambre y liberaron a más de "35 millones de personas que vivían en condiciones infrahumanas (...) el mayor proceso de movilidad social de nuestra historia", cuenta orgulloso. 

"En 2014 la presidenta Dilma Rousseff fue reelegida por 54 millones de votos, derrotando a una poderosa coalición de partidos" y agrega: "La coalición adversaria, que fue derrotada en 2002,2006,2010 y 2014 no se conformó con la derrota y desde la proclamación del resultado buscó impugnar por todos los medios legales, sin éxito".

En la misma linea, describe cómo la derecha utiliza en todos los países la misma forma de querer golpear a un gobierno nacional y popular, utilizando los medios de comunicación: "Una vez agotados todos los recursos legales, en lugar de acatar la decisión soberana del electorado, (...) los partidos derrotados y los grandes grupos de medios se rebelaron contra las propias reglas del régimen democrático, comenzando a sabotear al gobierno y a conspirar para apoderarse del poder por medios ilegítimos". 

Y cuenta quién es Dilma Rousseff, su compañera en el PT y quien lo sucedió: "Es una mujer íntegra, cuya honradez personal y pública es reconocida incluso por sus adversarios más reñidos. Nunca fue, ni está siendo, acusada de ningún acto de corrupción" y agrega que la constitución de su país es muy clara a la hora de realizar un "impeachment". "Sin la existencia de un crimen  de responsabilidad no puede haber impeachment. Y no hay ningún acto de la presidenta Dilma, absolutamente ninguno, que pueda caracterizarse como crimen de responsabilidad".

Lula, en una carta de más de siete páginas donde le relata a la expresidenta todos los sucesos que ocurren en este momento en su país, no es más que un fiel reflejo de lo que está está atravesando toda la región latinoamericana: "Las fuerzas conservadoras quieren obtener por medios turbios aquello que no consiguieron democráticamente: impedir la continuidad y el avance de un proyecto de desarrollo e inclusión social" y remarca que la lucha contra la corrupción en Brasil "pasó a ser mucho más vigoroso y eficaz a partir de la gobernación del PT, con el respeto que antes no existía a la plena autonomía del Ministerio Público y de la Policía Federal". 

Incluso en uno de sus párrafos aclara que "todos nosotros, los demócratas interesados en el perfeccionamiento institucional del país, apoyamos el combate a la corrupción" y arremete contra los medios, los jueces y policías porque "las personas no pueden ser públicamente acusadas (y tener su reputación destruida) antes de la conclusión del debido proceso penal y menos aún por medio de la fuga deliberada de informaciones practicada por las propias autoridades con fines políticos". 

Por último le agradece a Cristina "la generosa atención que Ud.  ha dedicado a este mensaje y me pongo a su entera disposición, como siempre lo estuve, para cualquier aclaración o reflexión de interés común". 

Luego de publicada esta carta que le llegó a su mail, CFK utilizó las redes sociales también para dar una reflexión sobre esta situación que vive tanto Brasil como Argentina, dónde los grandes medios de comunicación aunaron fuerzas con el poder judicial y los partidos de derecha para mancillar a todo político que represente la inclusión social, lo democrático y la libertad de los pueblos. 

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