Se consolida la restauración conservadora
La Argentina es una caja de Pandora. El principal partido del país es el más joven: no llegó aún a la mayoría de edad pues sólo tiene 12 años. En el 2013 no podía extenderse más allá de la General Paz y menos de cuatro años después está en los 24 distritos. Hace cuatro años no tenía personería en la Provincia de Buenos Aires, y ahora ha vencido dos veces al peronismo: en el 2015 como PJ y ahora en su versión Unión Ciudadana. Al ganar en el 2015, existían dudas fundadas que Cambiemos fuera capaz de concluir el período de cuatro años. El escritor y periodista Jorge Asís lo denominó “el tercer gobierno radical” haciendo mención indirectamente a los dos antecedentes notorios de abandono anticipado del gobierno. Menos de dos años después, esa posibilidad es tan remota que ahora ya se da como una posibilidad cierta su reelección en el 2019. El Frente para la Victoria y el PJ que hasta el 2015 estaba representado en todo el país, hoy es un archipiélago de islas enfrentadas, al punto tal que hasta se pone en tela de juicio su sobrevivencia. El Partido Renovador de Sergio Massa que en el 2013 sacó el 43,92% de los votos en la Provincia de Buenos Aires, se redujo a 19,26% en el 2015 y apenas a 11,32% en el 2017. Con estos resultados “la ancha avenida del medio” terminó siendo una bicisenda que lo traerá posiblemente de nuevo al seno materno del Partido Justicialista. De su cuerpo en estado vegetativo, Cambiemos consiguió una transferencia importante de votos.
Con el sello del Partido Justicialista, Florencio Randazzo quedó reducido en varios distritos a competir por el cuarto puesto con el Frente de Izquierda.
Por si todo esto fuera poco, los principales referentes de la oposición perdieron en sus lugares de origen. Cristina Fernández lo hizo en la Provincia de Buenos Aires y el kirchnerismo fue derrotado en su Santa Cruz, su provincia de despegue y que gobernó por décadas. Sergio Massa salió tercero en Tigre y Florencio Randazzo fue vencido en su lugar de origen, Chivilcoy.
El macrismo gobierna a partir de ahora 13 provincias y mejora significativamente su presencia en el Congreso donde sólo tenía un quinto de los senadores y un tercio de los diputados.
EL GOBIERNO MÁS PODEROSO
El novato gobierno PRO nació débil y ahora se ha convertido en el de mayor poder en toda la historia desplegada desde 1983. Siempre contó con el apoyo del poder económico (aunque no de su confianza para arribar a feliz término su mandato), con la simpatía de las finanzas internacionales y de los organismos que los representan, dispuso del blindaje formidable de los medios dominantes y ahora le ha sumado el apoyo de más del 40% de la población. Una serie encadenada de méritos propios y errores garrafales ajenos han constituido una receta que ha permitido el surgimiento de un partido y un gobierno pro-mercado, alineado con los poderosos y que ha venido no sólo a gobernar sino a desempatar el conflicto histórico entre modelos opuestos. Si bien el peronismo y luego el kirchnerismo no fueron la Revolución Francesa, pero sí intentos fuertes del desarrollo de un capitalismo nacional, el macrismo no es exactamente el Congreso de Viena de 1815 ni la restauración conservadora de recuperación del terreno perdido por las monarquías, aunque tiene rasgos que se superponen y se le asemejan.
El macrismo despliega algunos trazos de conformación del peronismo original. Un núcleo duro que le da el color y la ideología, y luego patas de distintas corrientes políticas cuyo comportamiento electoral atraviesa las clases sociales. Macri coqueteó en medio de la crisis del 2001 con ser candidato peronista, propuesta de Eduardo Duhalde que finalmente rechazó. Conformó una sociedad de conveniencia con Francisco de Narváez en centros y grupos de estudio y reclutamiento. Se hizo conocido en sus continuadas presidencias en Boca, ganó la Capital en el 2007, luego de su único fracaso electoral en el 2003, y la alambró. Luego de más de una década constituye una fortaleza inexpugnable para sus competidores. Tuvo el buen tino, aconsejado por su gurú Jaime Durán Barba, de no presentarse como candidato en las presidenciales del 2011 donde Cristina Fernández arrasó; y en el 2015 consideró llegado su tiempo y constituyó una alianza antiperonista con un radicalismo alvearizado y sin rumbo. Fue una sociedad de capital e industria: el radicalismo ponía su capital y distribución territorial, y el PRO al candidato taquillero conocido nacionalmente. Para contrarrestar el voluminoso prontuario del apellido Macri necesitó de una socia fundamental, la doctora Carrió, autoproclamada fiscal de la República, que le dio la norma IRAM 9000 de moral republicana, a su regreso de un largo camino de denuestos y acusaciones al hijo de Franco. De esa manera y contra todos los pronósticos de partida, le ganó el ballotage a Daniel Scioli, partiendo de una PASO donde sólo obtuvo el 24,50%, pero reduciendo a sus socios a la mínima expresión: el radicalismo representado por Ernesto Sanz alcanzó el 3,34% y la ONG de Elisa Carrió el 2,28%.
Presionado por el círculo rojo para hacer alianza con Sergio Massa, se opuso decididamente manteniendo sus socios originales.
Durante el 2015 Mauricio Macri jugó fuerte y puso dos veces en la picota su carrera política. Apoyó a Horacio Rodriguez Larreta en la interna con Gabriela Michetti que partía con una diferencia de 30 puntos y ganó; y luego en la elección a jefe de gobierno donde Larreta estuvo cerca de ser vencido por Martín Lousteau, detrás del cual se alineó por razones tácticas una porción considerable de la oposición porteña.
Argentina, como decíamos, es una caja de Pandora. Macri después de haber sido propuesto off de récord como candidato peronista, es en años posteriores el vértice de una alianza antiperonista, con patas peronistas en su conformación.
Durante dos años de gobierno realizó una intensa transferencia de ingresos hacia sectores concentrados de la economía, un ajuste superlativo en las tarifas, amputación o desactivación de derechos obtenidos, pero los amortiguó con un incremento enorme del déficit fiscal, incremento de los planes sociales, incorporación de los monotributistas a Asignación Universal por Hijos, y durante el 2017 los créditos hipotecarios, los créditos Argenta que tuvieron un incremento geométrico y revirtieron mínima y precariamente la pronunciada caída del consumo, y una intensísima obra pública que permitió reducir significativamente la desocupación del 2016. Todo ello ha ido ocultando, progresivamente, procesos incipientes de desindustrialización.
Esos brotes económicos, comparados sobre el paupérrimo 2016, se hicieron mínimamente visibles entre agosto y octubre con lo que mejoró para el gobierno el escenario de las PASO de agosto. Luego de las mismas, en una nota titulada “Barajar y dar de nuevo” del 24-09-2017 decíamos: “Salvo que la mayoría de las encuestas vuelvan a equivocarse groseramente, cosa que nunca es improbable, el gobierno se encamina a consolidar y ampliar su triunfo nacional en las PASO. De la misma forma que la explicación fundamental de ese triunfo, estimo, estaba dado en una nota del 16 de agosto: “El optimismo sobre el futuro derrotó al presente”
Todos los gobiernos desde 1983, con excepción del de Fernando de la Rúa, triunfaron en la primera elección de medio término. Así Alfonsín en 1985 obtuvo el 43,58%; Menem en 1991 el 40,22%; Kirchner en el 2005 el 41,59%; Cristina Fernandez en el 2009 el 30,28%; en el 2013 el 33,59%. Fernando de la Rúa alcanzó en el 2001, apenas el 23,23%.
Si para triunfar en las elecciones nacionales del 2015 Cambiemos recurrió descaradamente a la mentira, en las nacionales de medio término del 22 de octubre del 2017, no tuvo reparos en anunciar con brutal franqueza que habría de ejecutar aumentos enormes de tarifas, el recorte de derechos en materia laboral y previsional y la transferencia de recursos de los más a lo menos en una reforma impositiva encargada, según ha trascendido, a FIEL.
Su éxito electoral se basó fundamentalmente en la demonización del kirchnerismo, transformado en una asociación ilícita, en un capítulo del Código Penal; en haber evitado una no visible crisis terminal; en presentarse como lo opuesto al gobierno anterior; en autoproclamarse un cruzado de la lucha anticorrupción; en explicar todas las durezas económicas como fruto de la pesada herencia. Esto fue creído por una parte importante de la ciudadanía que suele repetir parte del mensaje gubernamental y de los medios dominantes bajo la síntesis “se robaron todo”. Exagerando o distorsionando el pasivo de la herencia y omitiendo el activo, precisamente ahí donde el macrismo encontró el salvavidas para amortiguar y graduar el ajuste, que ha sido el bajo nivel de endeudamiento que le ha permitido tomar deuda en forma desaforada. Paradoja de la caja de Pandora: el activo de “la pesada herencia” es lo que le ha permitido al macrismo ganar.
Los casos de corrupción del gobierno quedan ocultos a la misma profundidad en que se han escondido los periodistas de investigación históricos, transformados en militantes del oficialismo. En ese ejército periodístico se alistan la mayor parte de los periodistas del clan Lanata, Luis Majul, Daniel Santoro y siguen los nombres.
En esta Argentina donde Messi pasa de ser el mejor jugador del mundo, a que algunos soliciten que no integre la selección nacional, no llama la atención que uno de los analistas más lúcidos del establishment como Eduardo Fidanza califique a Macri como “Un líder de otra galaxia que constituye una completa novedad” donde puede leerse: “Macri se parece más a Perón que los otros ex presidentes, no proviene de la política y tuvo el arrojo de fundar su partido….Cierta sospecha de falta de idoneidad lo perseguía hasta que se alzó con casi todo el país dejando un tendal de adversarios en el camino…..De la excepcionalidad argentina, ese rasgo tan ambivalente, ha producido otro acontecimiento extraño e inesperado, que se mira con mucho interés desde el exterior. Del “pueblo” de Perón a la “gente” de Macri mantenemos a los observadores en vilo, así no se olvidan de este país lejano y exótico”
Si a Menem el poder lo veía rubio, alto de ojos celestes, a Macri que tiene varios de estos atributos, lo ven gigante y dotado de todas las virtudes que se imaginen.
Un dato que no debe pasar desapercibido es el incremento de los votos de Cambiemos en el conurbano donde alcanzó un 37,1%
LA OPOSICIÓN EN EL LABERINTO
El peronismo vive su hora más difícil. Todos sus referentes importantes han sido derrotados y dentro de ese panorama la que obtuvo una cantidad muy importante de votos es Cristina Fernandez de que se ha dicho hasta el hartazgo que tiene un piso alto y un techo bajo. La ex presidente cosecha un amor incondicional de más de un tercio del padrón y un odio exacerbado en más de un 50%. Es la única política con capacidad de convocatoria, opositora consistente y con una capacidad oratoria notable, pero con serios déficits en la construcción política y en la selección de colaboradores y candidatos. Los múltiples heridos que ha dejado dentro y fuera de la oposición, entre los que se cuentan ex colaboradores de su riñón, legisladores y gobernadores, intentaron antes de las elecciones olvidar al movimiento, reconstruir el PJ, y dejarla afuera. Después de las elecciones, queda claro, en realidad se confirma, que con Cristina no alcanza para ganar, y sin Cristina es imposible triunfar.
El politólogo Andy Tow ha realizado un minucioso trabajo agrupando los votos de cada uno de los partidos participantes, excepto Cambiemos que tiene marca casi única, encubiertos bajo distintas denominaciones con lo que llega a una impactante conclusión: en las elecciones para senador Unidad Ciudadana-Frente para la Victoria alcanzó el 36,6% a poca distancia de Cambiemos-Vamos Juntos-Eco-Unión para vivir mejor, que llegó al 41%.
El Frente Justicialista-Unión por Córdoba y Unidad y Renovación sólo llegó al 5%, apenas superior al Frente de Izquierda-Izquierda Socialista con 4,9%.
La ex presidente está cercada judicialmente por algunas causas infundadas y absurdas y otras en las que debería dar explicaciones a la población, más allá que el Poder Judicial en su fuero federal parece un grupo de tareas vengativo y una prolongación de la Casa Rosada.
La intención de un grupo de legisladores y gobernadores de fortificar el PJ en detrimento del Movimiento para excluir a la ex presidente, ha quedado anémico después de las elecciones en la que la ex Presidente es la que salió triunfadora internamente, sin prácticamente tener carteles publicitarios, y sufriendo una campaña de descalificación casi sin precedentes. Enfrente, tuvo el poder económico, los medios y el Poder Judicial.
Queda claro que la división del peronismo es un factor determinante en el triunfo de Cambiemos. Que las patéticas miserabilidades de las que hablaba Hipólito Yrigoyen se manifestaron en la ruptura de Cristina Fernandez y Florencio Randazzo. Este hizo de las PASO, un medio, una cuestión fundamental. Cristina le hizo diferentes ofrecimientos, pero se negó a las PASO, porque no polemizaba con un ex ministro suyo. Entre la ortodoxia de uno y la soberbia de la otra, no visualizaron en los hechos, no en las palabras, que el adversario a vencer es Mauricio Macri y que eso era más que suficiente para acercar posiciones. Una vez producida la ruptura, Randazzo fue funcional al gobierno y a Clarín, al punto tal, que como Massa, enfocaron los cañones mucho más hacia la ex Presidente que hacia el actual gobierno. Emilio Monzó, de Cambiemos lo expresó descarnadamente: le agradeció a Randazzo dos manos que les dio, la primera por no haberse presentado a gobernador de la Provincia de Buenos Aires en el 2015 y ahora por haber dividido el voto peronista.
El futuro del peronismo es una incógnita. No tiene asegurada ni su continuidad ni su declive definitivo rumbo a la extinción. Buena parte de los que se oponen a Cristina están más cerca de ser la segunda marca del macrismo que pertenecer a un peronismo que sea aquel que protagonizó los mayores cambios en nuestra historia y conformó la sociedad más equitativa. Históricamente el electorado, entre el original y la copia, siempre opta por el original. Y si hay alguna duda, pueden dar testimonios Sergio Massa, Florencio Randazzo, Martín Lousteau, Juan Manuel Urtubey, José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti, entre otros. El gobernador de Salta que pensaba inundar Buenos Aires con su fotografía y la leyenda Urtubey Presidente 2019, imitando lo que en su oportunidad hizo Carlos Menem, deberá incinerarlos.
Los triunfos en San Juan, Tucumán y Formosa, no proyectan a sus gobernadores como presidenciables, Sergio Uñac porque es prácticamente desconocido, y Juan Manzur y Gildo Insfrán por la misma razón y porque lo que se conoce de ellos está lejos de ser una renovación.
Derrotas como en la Rioja, el Chaco, Salta, demuestran que el peronismo además de unirse deberá renovarse porque la sociedad manifiesta cierto cansancio o saturación. Eso no significa, como se pretende desde el gobierno, y con voluntarios desde el peronismo, en convertirlo en inofensivo y absolutamente integrado al establishment. En el intento de restauración conservadora, se pretende también delinear a la oposición para que la Argentina se convierta en absolutamente previsible. Dar por finalizado el conflicto de modelos. La restauración conservadora va por todo.
SE CONSOLIDA LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA
Mientras el gobierno cuente con la expectativa en la ciudadanía que el futuro será mejor, el macrismo seguirá triunfando electoralmente. Pero si los resultados empiezan a agujerear a la esperanza, la caída puede ser tan rápida como su ascenso. El plan económico es su verdadero caballo de Troya. Pero eso no significa que la oposición deba esperar pasivamente que el gobierno se suicide. El plan económico no cierra. El electorado vota ante alternativas. Si no existen o la alternativa continúa estigmatizada, el gobierno seguirá teniendo el viento político a favor. Eso explica el desplazamiento del factor económico por las consideraciones políticas. El politólogo Pablo Touzon lo ha explicado en un twitter: “Macri y el contra teorema de Pugliese: les rompí el bolsillo y me votaron con el corazón. Es la política, estúpido”.
La ola amarilla cubre buena parte del territorio nacional. Está a un poco menos de cuatro puntos de obtener el 45%, con lo cual evitaría ir al ballotage en las presidenciales del 2019. Si no aparece un cisne negro, el insondable misterio de la caja de Pandora (que en la Argentina es cosa diaria), se ha iniciado un ciclo restaurador con una derecha mucho más inteligente que anteriores proyectos y referentes. En síntesis: el macrismo tiene una carta de crédito abierta con fecha de vencimiento incierta.