Redimensionar
Pasaron poco más de 48 hs. desde que Alemania se consagrara campeona del mundo venciendo a la Argentina por 1-0, con gol de Mario Goetze (o Götze) a los 7 minutos del segundo tiempo suplementario de la final de Brasil 2014.
Un tiempo prudencial como para sacudirse algunas ideas que, por tan tentadoras que son, terminan siendo fuego más que razón, aunque no por eso menos ciertas.
Argentina jugó una muy buena final. Pero no exclusivamente por el hecho de “dejar todo por los colores”; o “sentir la celeste y blanca” o “porque somos 40 millones”. Argentina jugó una muy buena final jugando un fútbol que, puede llenarte los ojos o no; o te puede gustar o no, pero que es indudable que sigue un plan de donde agarrarse para usar como condimento; todo aquello que nombrábamos antes.
Argentina no logra el Subcampeonato; Argentina termina segundo que es otra cosa. Pero lo que logra, y créanme que hoy es importantísimo, es levantar una potencia futbolística que estaba fracasando desde hacía 24 años. Incluso, el grupo duro, el corazón, la mesa chica de ésta selección finalista de la copa del mundo, es parte responsable (en un grado minorista por cierto) del episodio Sudáfrica 2010… que delicado que soy con “episodio”…
La selección argentina de fútbol volvió a las grandes ligas. Perdió la final es cierto, pero siempre compitió con serias posibilidades de ganar. Una vez leí en un número de la revista de moda masculina GQ; una nota a Rafa Nadal donde le preguntaban hasta donde tenía pensado seguir jugando. Rafa contestó “Hasta donde sienta que compito con posibilidades serias de ganar”. Eso es lo que le gustó a la gente de ésta selección. Que salía a ganar seriamente… no a la marchanta o al “yo soy argento y me la reeebanco”. Compitió con argumentos futbolísticos legítimos y dignos. Insisto, la forma puede no convencerte, de hecho a mi no me convence; pero la ejecución del plan fue brillante. Tal vez a mi me guste otro plan; y a ustedes otro; pero lo cierto, es que el plan de Sabella dio resultados.
Entonces; parados desde el escalón número 2 del mundo; con 201 equipos por debajo y solo uno por encima ¿Qué actitud vamos a tomar como hinchas y que actitud van a tomar las autoridades de la AFA con respecto a esta situación?
¿Vamos a mear a los jugadores que son ricos y a endiosar a los que son un poco menos ricos? ¿Vamos a implorar la presencia de los que son ricos pero que parecieran que pertenecen al grupo de los menos ricos?
¿O, sabiendo que Pipita puede hacer el gol que erró, que Messi puede hacer el gol que erró, que Palacio puede hacer el gol que erró, o que el Kun podía colgarla de un ángulo en lugar de tirar un centro atrás, les vamos a decir: “Loco; como sé que vos podías hacerlo, y como también sé que todos ustedes pueden hacerlo; yo los voy a seguir alentando?
AFA; acá el tema no es si Sabella sigue. Esta selección de fútbol emitió un mensaje que debe ser un legado; tablas de la ley para los que están; para los que no, y para quienes estarán algún día.
El deporte argentino a nivel selecciones, estará viviendo por estos días, su propia parábola del hijo pródigo. La excelencia, el talento, la conducta ganadora, el saberse bueno e intentar mejorar, la sabiduría y la impronta juvenil, el fuego sagrado; todas las virtudes del deporte se habían desvanecido para nuestra querida selección; pero por suerte no se fueron lejos. Las Leonas, Los Pumas y la Generación dorada les dieron guarida.
Parémonos sobre la muralla que divide todo lo que fue de lo que será.
Ojalá tengamos todos una gran semana.