Las ondas triunfalistas
El mundial siempre se gana antes. No me refiero en la víspera pero si, al menos en el mientras tanto. Y digo el mundial como un partido de tenis, una pelea de box o una carrera de autos. Hay pequeños eventos que se van dando en el trascurso de las competencias, o de las carreras, o de los partidos, donde te das cuenta que hay un ganador aún sin terminar la faena. Antes de irnos al pasado para recorrer alguna de las miles de historias que tienen que ver con ganar antes de jugar, quiero tomar un ejemplo reciente. Final de Roland Garros, caballeros. Nole y Rafa; 2 sets a 1 para Nadal; 4to set y el serbio sacando para empatar en 4. Los 2dos con calambres y sacando pelotas de ángulos imposibles. Djoko ganó ese game; pero su rostro reflejaba que en polvo de ladrillo Rafael Nadal es más que él. Dos games más tarde terminaba el partido. El match ya tenía un ganador; solo que éste no lo sabía… ¿o sí?
Sergio “Maravilla” Martinez nos va a dar ejemplos claros de las dos caras de una misma moneda. Cuando enfrentó a Julio César Chavez Jr; Martinez tuvo una motivación extra que nacía de lo que a todas luces había sido una injusta decisión del CMB, cuando le dieron el cinturón de campeón emérito. El “ojo de tigre” de Maravilla fue un combustible inacabable e inabordable para el mexicano que, si bien pudo poner una mano pesada sobre el final del combate, se fue con la cara marcada y abombado por la tunda que había recibido.
Lo otra cara de Maravilla fue la de la pelea con Cotto. Tal vez para la prensa especializada tenía algún que otro dato sobre el real estado boxístico de boxeador argentino, pero nunca pensaron ver a Martinez tan aturdido en el primer round.
Cotto sabía que la pelea era de él. Pero no se dio cuenta en ese momento; ya lo sabía. Lo que hizo fue hacerse cargo.
De todos modos, estos, son ejemplos que sirven para ver donde nos paramos los que alentamos; los que creemos que si hay unos mejores que otros, esos unos tienen más posibilidades de ganar. Veamos el caso de Independiente vs Patronato. La gente del rojo, fue a la cancha a terminar con una campaña angustiosa, como lo fue para el hincha de River hace ya un par de temporadas. ¿Pero fue el hincha a fanfarronear sobre la nada? ¿Fue a descorchar espumante sobre la nada? NOOOO; el equipo, puntualmente Independiente, si bien en todo el campeonato nunca logro tener una regularidad; en los últimos partidos se había sobrepuesto a la adversidad constante de comenzar perdiendo. El triunfo en Córdoba frente a Instituto (que no perdía en Alta Córdoba desde hacía 24 partidos) hace subirse a una ola de ilusión al hincha que busca terminar con tanta congoja guardada. Si encima al cuadro le agregamos que se juega de local y ante un rival que terminó bastante más abajo en la tabla; el ahogo de la ilusión se complica.
Lo mismo pasó con la Davis en Mar del Plata con España. ¿Cómo no subirse a una ilusión de que la que se está en condiciones óptimas de concretarse? ¿Si todo está dado porque no voy saborear una victoria? ¿Por miedo a no concretarla? ¿O porque no corresponde por respeto al rival?
Está claro que Bosnia, Irán y Nigeria son equipos a los que aún no se les ha ganado en el mundial, pero ¿Si nos pintamos la cara de celeste y blanco para juntarnos en un solo grito frente a Brasil no será porque antes le ganamos a Bosnia, a Irán y a Nigeria?
Una cosa es el respeto; otra el miedo y una muy distinta el ninguneo. Nunca sabremos si el triunfo de David sobre Goliat fue por mayor astucia del joven hebreo; por ninguneo del gigante o por suerte. Por desgracias para el bando de los perdedores, al contrario de lo que ocurre en estos tiempos donde se reparten disfraces de uno y otro a granel, uno de los dos no está para despejar esa duda.