Estas líneas no buscan abonar ninguna teoría conspirativa. Menos aún intentan negar dolorosos hechos de público conocimiento. Sí, en cambio, pretenden dar razones para, al menos, preguntarse si el foco y la instalación de agenda sobre lo que ocurre en determinadas provincias son azarosos o pueden tener alguna intencionalidad. Puntualmente recojo la insólita denuncia contra Aníbal Fernández, realizada desde la casa de una diputada nacional y desmentida por el mismo denunciante ante la justicia algunas semanas después; el triste episodio de un joven militante muerto en Jujuy; el debate nacional en torno a la desigualdad en Formosa a partir de un comentario de un jugador de fútbol, y la denuncia de fraude en Tucumán. ¿Hay alguna conexión entre estos hechos?  No. Sin embargo hay una conexión en lo que respecta al modo en que se instalan en agenda. Dicho de otro modo, hay una decisión política y editorial de encadenar sucesos independientes. Porque si bien no hay relación entre una operación mediática contra el Jefe de Gabinete, la muerte, en circunstancias extrañas, de un joven en Jujuy que algunos, temerariamente y con intención de sacar una tajadita, llamaron “Crimen político”, el comentario, al pasar, de un ídolo boquense con sensibilidad social, y la insólita denuncia de fraude en una provincia que 14 días antes había arrojado, en las urnas, resultado similar, lo cierto es que focalizar sobre estos hechos, instalarlos como una continuidad en la que uno sustituye al otro pero siempre esmerilando políticamente al mismo adversario político, es una decisión que se toma en un contexto eleccionario en el que se juega el destino de la Argentina y probablemente de la región.

En este sentido, no parece casual que se haya hecho énfasis y que se pretenda incidir en los distritos mencionados pues se trata de aquellos en los que el FPV obtuvo su mayor cantidad de votos. Para comprender esto remito a la nota publicada por Jorge Burdman en El Estadista http://elestadista.com.ar/?p=8094 . Allí se hace un relevamiento completo y por regiones que arroja números elocuentes. Por ejemplo, del total de los votos que obtuvo el FPV, el 38,4% salieron de la Provincia de Buenos Aires (cuando la provincia es el 37,5% del padrón), y el 29,7% del Norte Grande (a pesar de que el conjunto de las 10 provincias aquí nucleadas representan solo el 20,5% del padrón). Esto significa que la Provincia de Buenos Aires y el Norte Grande representan casi el 70% de los votos que obtuvo el FPV mientras que representan, por ejemplo, solo el 51% de lo que obtuvo Cambiemos. De esto se sigue que cualquier analista opositor sensato indicaría que si lo que se pretende es evitar que el FPV gane en primera vuelta, hay que buscar que pierda votos en la provincia más grande de la Argentina y en las provincias del norte donde el peronismo arrasa. Por ello no debería sorprender, en los 60 días que restan para la elección, que la agenda de la opinión pública esté plagada de temáticas referidas a estos distritos y se retire de la discusión cualquier tipo de dificultad que sea responsabilidad de los candidatos opositores. Vendrán nuevos embates contra la provincia de Buenos Aires y, en particular, contra la figura de Aníbal Fernández, como habrá conflictos provocados o, simplemente, visibilizados en provincias del Norte como en las últimas semanas ocurrió con Jujuy, Formosa y Tucumán. Para concluir, entonces, y por si hiciera falta reforzar lo dicho, lo desarrollado aquí no pretende negar los hechos ni, estrictamente, supone una denuncia de conspiración pues hasta puede que algunos de estos hechos ni siquiera estén instigados y simplemente hayan ocurrido como suceden fortuitamente montones de sucesos. Sí, en cambio, lo que se busca es advertir que lo que no es fortuito son las agendas, esto es, la decisión de determinar qué hechos merecen adquirir el prestigioso status de noticia y qué hechos es menester invisibilizar.