"Econodisney" y los marcos teóricos
Sin aludir a la teoría económica, a los marcos teóricos elegidos por los técnicos de un gobierno hay que respetarlos, cuando son respetables; pero hemos vivido bajo la sumisión a un “marco teórico” injusto, comprobando que esa “supuesta ley de gravedad” era solamente la encarnación de la voluntad de un poder al cual le convenía. (*Ver artículo 2006) hace clic: http://pablotigani.blogspot.com.ar/2006_07_01_archive.html
China ya es el número uno, si cambió la estructura de poder, habría que ir cambiando de marco teórico, especialmente en la enseñanza. La hipótesis que los mercados son eficientes y estables, ya es difícil de sostener a cuarenta años de estar parados en un excluyente “marco teórico”. Así pensamos muchos, y estamos escribiendo.
Enfrente nuestro esta el “status quo”; es decir, aquellos del pensamiento hegemónico aludido, que se oponen implacablemente al movimiento de reforma, argumentando que los cambios propuestos sólo tratan de sustituir una ideología ortodoxa y monetaria con otra, basada en ideas heterodoxas.
Tal vez lo que estos economistas han sugerido con respecto a la “heterodoxia” tenga sentido común, ellos saben que “los países serios” han perdido el rumbo, y esto ha quedado en evidencia. Aunque haciendo gala de su proverbial arrogancia, los protectores cerrados sugieren que para entender los méritos y defectos de un modelo que se intenta criticar, es necesario estudiar en detalle, dando a entender que los críticos no saben demasiado del asunto. Tratando de dar vuelta el disparo, dicen que Keynes fue un economista de sano escepticismo, que originalmente estudió matemáticas y no economía.
Hay que decir lo que sucede, existen estructuras de poder en la sociedad que prefieren gente “adoctrinada”, “adiestrada”, y eso es lo que promocionan o eligen. Paradójicamente, en una sociedad capitalista, justamente eso es, lo que no atrae emprendedores ni pensadores. Solo se entrena gente “formateada” que no haga demasiadas preguntas. Sabemos ya que se trata de “Ciencias Económicas” y no de economía, y también sabemos que un Licenciado o Doctor en Economía no es necesariamente un economista, y mucho menos un hombre de negocios. Pero en cualquier caso, la economía de la academia es de naturaleza teórica, y porque no, los departamentos universitarios, podrían ser el lugar adecuado donde el trabajo de transformación de esta biósfera se lleve a cabo.
Parece que después de las ponencias sobre el futuro de la reforma de los programas de economía, recientemente organizada por la “Sociedad de Cambridge para el Pluralismo Económico”, hubo una inmensa sensación de entusiasmo, muy bien fundado por las propuesta de los reformadores. Planes de estudios alternativos tales como el proyecto CORE, que hace hincapié en comenzar con la utilización de datos de la vida real, estudios de casos, e incorporación del rol de las instituciones en el cambio económico, ilusionan. Para mi es el enfoque más apropiado para la economía que se enseña en las maestrías MBA (donde asisten alumnos ejecutivos, emprendedores, futuros o actuales empresarios), donde el enfoque está dominado por la teoría tomada de los libros de texto, en lugar de las complejidades de las aplicaciones prácticas en la vida real. Como venimos diciendo en las universidades, el paraje es la gestión y la aplicación practica de lo que se aprende en el aula, lo que dominara la vida del estudiante fuera de ella, es un enfoque del mundo real lo que agrega valor. Las empresas del Estado, no pueden ser gestionadas por académicos keynesianos ni fridmaniacos. Investigar, crear, e impartir ejemplos concretos, trasmitir experiencias propias, es la tarea de un nuevo “profesor-practitioner”.
El propósito de la educación es enseñar a la gente a aprender y pensar por si misma. No podemos proponer modelos de referencia cerrada, porque eso solo sirve para formar gente que acata órdenes, y acepta sin cuestionar, supuestos inexistentes de cualquier orden ideológico. Fue eso mismo lo que excluyó a Bill Gates y Steve Jobs de la Universidad, sin mencionar a los intelectuales de las ciencias sociales que cambiaron la historia.
El punto es, si los profesores académicos de las ciencias económicas y de la administración, serán más fáciles de convencer, que los auto proclamados “macroeconomistas profesionales” que no vieron venir la crisis, quienes siguen ignorando que se necesitan reformas*.