Limp Bizkit en el Luna Park: uno de los mejores shows del 2016
La banda de nu metal hizo delirar al público argentino en lo que fue uno de los mejores recitales de lo que va del año, no solo por el poder de su música, sino por los sentimientos vividos en una noche para el recuerdo.
Limp Bizkit pisó suelo argentino y se volvió a lucir una vez más ante un Luna Park repleto que no paró de saltar, poguear y cantar en toda la noche, reviviendo aquella época, haciendo que todos nos volvamos a sentir adolescentes. Antes, la banda nacional Insobrio hizo de telonera para ir calentando el ambiente.
Las luces se encendieron y el primero en subir al escenario fue Wes Borland. Vestido de blanco, con la cara pintada como si fuera una calavera y con sus famosos ojos completamente negros. El guitarrista le dio el pie a Fred Durst con un riff para que se sume al escenario, esta vez sin la presencia de los miembros originales DJ Lethal y el bajista Sam Rivers, quienes fueron reemplazados por DJ Skeletor y Samuel Gerhard Mpungu en los graves.
La primera canción en sonar fue 'Boiler', ideal para descargar toda la furia y ansiedad retenida por ver a una de las mejores bandas de nü metal de la historia, en donde aquellos que en su momento disfrutaron de esa música cuando eran jóvenes, esa noche se presentaban con sus hijos en hombros. Le siguieron los hits 'Hot Dog', 'Rollin', 'My Generation' y 'Livin’ it Up', como para empezar a transpirar la camiseta.
En este último ocurrió un momento particular, cuando una chica del campo se paró directamente sobre los hombros de seguramente algún chico y quedó suspendida en el aire, mirando fijo a Dred Durst, quien la miró también y le dijo: "¿Qué estás mirando chica? ¿Quieres un poco de esto?", y siguió con el resto del show.
Para cambiar un poco los aires de la “old school”, los muchachos se dieron el gusto de tocar 'Why Try', 'Bring it Back' y 'Gold Cobra', de su último disco lanzado en 2011 (sin contar el EP Stampede of the Disco Elephants 2016).
Una de las sorpresas de la noche y seguramente una canción que la mayoría disfrutó fue el cover de 'Killing in the Name of', de Rage Against the Machine, teniendo en cuenta que esta banda no se presenta en Argentina (y en ninguna otra parte del mundo) desde 2010, por lo que el público “machinero” definitivamente agradeció la dosis.
El show de los norteamericanos tiene un poco de todo: poder, groove, melodía, locuras, mucho hip hop. Por eso, entre temas y temas mechaban clásicos del rap estadounidense, como por ejemplo, 'Party Up' de DMX, o el conocido 'Turn Down for What', que convertían al Luna Park en un verdadero boliche hiphopero.
Enseguida volvían a los vieja escuela, como pasó con 'Counterfeit'. Si bien hay algo que es real, y es que los temas de nü metal (por su misma cadencia) son muy difíciles de saltar y de poguear, la gente se las arreglaba para tornar al campo del Luna Park como una gigante masa de personas moviéndose hacia arriba y abajo simultáneamente.
Como dije anteriormente, cada show de Limp Bizkit está compuesto de muchos momentos, ya que su frontman es un verdadero conector entre la gente y la banda. Por ejemplo, en un momento le tiraron una "tuca". Fred la agarró, la acercó a su boca, pero inmediatamente dijo: "No se qué tiene esta mierda". Quizá previendo algún posible problema legal si llegaba a darle un "beso".
Así siguieron: 'I'm Broke', 'Full Nelson', 'Eat You Alive' y llegó 'My Way', y acá quiero hacer lo que comunmente se dice "párrafo aparte" (más allá que el punto sea seguido). La banda invitó a un chico del público a tocar la guitarra. No me pregunten cómo, y no parecía estar preparado, ya que emocionado el joven se subió y gritó ante el micrófono: "Aguante Mar del Plata". (ver foto abajo)
Lo cierto es que debatieron entre Fred, Wes y el joven qué tema podría tocar y él dijo: "My Way". Después de otra charla sobre los acordes y las guitarras, el muchacho se animó e increíblemente tocó muy bien la canción de principio a fin, aunque sobre el final Borland le corrijió algunos acordes, pero no antes de aplaudirlo. Fue un momento único y seguro muy recordado por todos los que fueron.
Se aceraba el final y ya habíamos visto, gente parada sobre otra, nenes en los hombros de sus padres en medio del pogo, círculos gigantes en el medio del campo que explotaban en el choque de los cuerpos unos con otros, una "tuca" en la mano de Fred, y hasta un chico del público que se tocó un tema entero. ¿Qué más podíamos pedir?. Había más.
Fred Durst se bajó del escenario (como ha hecho en algunos shows, pero en ninguno hasta ahora en Argentina) y caminó hacia la gente: "Está loco", decíamos todos. Pero a él no le importó y empezó a tirar remeras de Limp Bizkit hacia la gente que se avalanzaba contra él. Los guardias de seguridad tuvieron que trabajar sin duda, y no lo habrán querido tanto como nosotros.
'Nookie' y 'Walking Away', hicieron explotar a todos, obviamente. Pero cuando llegó el turno de Behind Blue Eyes, Fred la paró a segundos de comenzarla porque no estaba decidido si tocarla. Pregunto: "¿Quieren que la cante?" y la gente respondió afirmativamente, así que no le quedó otra que interpretarla de principio a fin.
Llegaba el final pero no se iban a ir así nomás, todavía tenían más para nosotros. La banda arrancó con el ritmo de 'Heart-Shaped Box' de Nirvana. Sí, estaba sucediendo, estaban haciendo un cover de Nirvana y, como aventuró uno del público: "Está mejor que el de Nirvana mismo", eso lo dejo a criterio de cada uno. Inmediatamente, los acordes de 'Smells Like Teen Spirit' para, de nuevo, generar una masa uniforme que saltaba al compás de la distorsión. Tremendo, increíble... y se me acaban los adjetivos.
Para el final dejaron a 'Break Stuff' y 'Take a Look Around', con un Luna Park alucinado. Sin duda, éste fue el mejor de las tres presentaciones en nuestro país de la banda. No solo por el lugar, sino por el show que plantearon, que fue mucho más profesional que veces anteriores donde quizá medían al público. Ahora, ya sabían que iba a ser una fiesta.
Me animo a afirmar que éste recital se puede convertir en uno de los mejores del año. Sino el mejor. Fue un show 'sold out', a sala llena, y con una banda que vino a poner sus 20 años sobre el tapete. Nos dejó más contentos pero con más ganas de que vuelvan otra vez.
Crónica por Alejandro Farina / Daniel De Amo
Fotos por Pablo Astudillo.