El Cosquín, un verdadero viaje de rock
Ya desde el vamos ir al festival de rock más grande del país es un golazo. Si a eso le sumas ir con buena gente suma un montón. Una grilla de bandas increíble y un viaje que hay que hacer, al menos, una vez en la vida.
Aeródromo de Santa María de Punilla. 6, 7 y 8 de Febrero (hermosa fecha). Así se presentaba el panorama del festival más rockero del país y, permítanme decirlo, alrededores. Es disfrutar tres días, como mínimo, intensos.
Todo arranca el viernes 5 subiendo al micro a las 9 de la noche, casi 12 horas de viaje que pasaron volando junto a gente que va a lo mismo que uno: vivir el rock. Si no conocés a nadie no importa, las cosas fluyen en este tipo de viajes.
Luego de todo el trayecto –incluyendo una innumerable cantidad de birras y fernet compartidos- llegamos a Córdoba. No importa que seas el ser más antisocial del mundo, si compartís alojamiento con siete desconocidos…no hay forma que no se generen vínculos en tres días de esta experiencia. Es algo que hay que vivirlo aunque sea una vez.
¿Te parece temprano para entrar al predio? Bueno, armate la mochila y el ‘viajerito’ para pasar la tarde en el río. Eso sí, si no llueve, llevá protector porque podés llegar a fritarte abajo del sol (me contó una amiga).
Una vez adentro del predio tenés dos opciones: o dejarte llevar por el viento o tener elegidas bandas para ver. La oferta es infinita: diferentes escenarios, experiencias como ese fútbol que se juega dentro pelotas inflables gigantes, tatuajes donde el dinero va para una causa solidaria, sectores de comidas, compras, simuladores…lo que se te ocurra.
Para el día uno elegimos instalarnos en el escenario principal. Salta La Banca salió después de las 9 de la noche, dieron un show con la intensidad que los caracteriza; aprovecharon también a dar el mensaje social que nunca se les escapa (y no fueron los únicos): “Macri era lo peor que nos podía pasar”, dijo Aysine arrancando aplausos del público. ¿Qué decir de Kapanga? Creo que no hay persona a la que le caiga mal esta banda, gran momento cuando el Mono se puso a imitar al periodista Nelson Castro. Este día cerró la banda de Ciro y Los Persas, más de dos horas de show y hasta pareció poco tiempo, a destacar cuando la banda tocó todas las intros de los temas más conocidos en un enganchado impecable.
El segundo día se puede resumir en: lluvia, lluvia, barro, lluvia, lluvia, algo de frío y más barro (todavía intento secarme). Don Osvaldo fue la banda más convocante del día, la lista de temas incluyó varios de los mejores de Callejeros. Cuando se largó a llover, le dio un marco cuasi épico, a nadie de importaba nada y estaba muy lejos de apagar la furia. También tocaron Guasones, La Vela Puerca –por el diluvio solo hicieron cerca de 9 temas- y Las Pastillas del Abuelo que contra viento y marea tocaron aproximadamente tres horas.
¿Seguían vivos para el día tres? El escenario temático de rock era el lugar para hacer base. Villanos arrancó cuando aún era de día y se pudo ver perfectamente cuando Nico Villano (el cantante) decidió que era una muy buena idea salir a correr por el campo mientras cantaba uno de los últimos temas.
Entre Jóvenes Pordioseros y Nagual la mayoría se pegó una corrida al escenario principal para ver a Bersuit: explotó el momento de ‘si esto no es una dictadura, ¿qué es?’ (que lo agarre quien se sienta tocado).
Cielo Razzo en el temático, aunque tocó poco, fue memorable porque Pablo Pino estuvo en su mejor faceta de frontman. En el principal cerró NTVG, siempre convocante. Lo destacado de este día fue el show de El Bordo, descosieron el escenario temático y les quedó chico, un excelente calentamiento para su próximo primer Luna Park.
Hay gente que elige ir solamente un día y por determinada banda, lo que también es una gran experiencia, pero es alucinante vivir todo lo que significa el Cosquín Rock en conjunto. Hasta te quedás con ganas de más, considerando el desgaste físico que trae encima.
La vuelta a Buenos Aires es el momento de juntar fuerzas para volver a la realidad y compartir las últimas horas con la gente que conociste. Regresar te da un poquito de nostalgia pero ¿quién te quita lo bailado -o lo rockeado-?.
Vas a leer muchísimas crónicas contándote solamente cómo suena cada banda en el festival, si agitaron o no un tema, si sonaron bien, qué dijo el cantante o el guitarrista. El Suple No Sé decidió contarte cómo se vive el festival desde el vamos, desde que te subís a un bondi con gente que busca lo mismo que uno y decide vivir la experiencia de punta a punta. Es cuestión de animarse a la aventura entre las sierras.