Sucedió en marzo de 2013, momento en que Shen Jie y Liu Xi perdieron la vida tras sufrir un grave accidente automovilístico en la provincia de Jiangsu, China, cuando estaban a punto de formar una familia utilizando el procedimiento programado de fertilización in vitro, el cual estaba a solo unos días de culminarse.

Los embriones fertilizados de Liu estaban en un tanque de nitrógeno líquido, preservado a -196 grados Celsius, en el Hospital Nanjing Tower. Esto llevó a los familiares de Shen y Liu a conservar las esperanzas de continuar con una nueva generación.

Fue así que los padres de Shen y Liu reclamaron los embriones fertilizados como propios, no sin antes dar batalla en la corte durante varios años y superar innumerables obstáculos, ya que se trata de un caso sin precedentes legales.

De todas maneras, los padres de ambos fallecidos terminaron demandándose mutuamente para que el Hospital Nanjing Tower liberara los embriones a uno de ellos, según informó Beijing News, detallando que se trató de una avance legal arriesgado.

Tras un año de procedimientos judiciales, el Tribunal Intermedio Popular de Wuxi falló a favor de los aspirantes a abuelos. "Los embriones dejados por Shen Jie y Liu Xi se han convertido en los únicos portadores de las líneas de sangre de ambas familias", afirmó la sentencia, "y así soportan la carga de su dolor y su consuelo espiritual y emocional".

Hospital Nanjing Tower

Ding Lijun, un especialista en reproducción en el Hospital Nanjing, dijo al periódico que la clínica simpatizaba con las parejas de ancianos, pero que necesitaba navegar cuidadosamente por un territorio ético inexplorado. "Hay límites que no podemos sobrepasar en el uso de la tecnología y debemos cumplir estrictamente, y sin eso, la tecnología corre el riesgo de ser abusada", apuntó Ding al periódico, señalando que los embriones fuer trasladados a otro hospital.

Sin embargo, al tener en cuenta que el Ministerio de Salud prohibió la subrogación en China en 2001 por “principios éticos”, ningún otro hospital en el país estaba dispuesto a recibir los embriones.

Finalmente, Los padres de Shen y Liu encontraron una agencia de subrogación que aceptó los embriones y los llevó a Laos, un país del sudeste asiático donde se permite la subrogación. Allí, los médicos implantaron dos de los embriones en una mujer de 27 años que sería la madre sustituta. Uno de los embriones trasplantados fue exitoso.

El 9 de diciembre de 2017, cuatro años después de que sus padres biológicos murieran en un accidente de auto, el bebé, al que apodaron “Tiantian” -“pequeño dulce”-, nació por subrogación en Guangzhou.

Los cuatro abuelos presentaron muestras de ADN para demostrar que estaban relacionados biológicamente con el bebé y mantener la custodia, según cuenta el Beijing News.