Andrew Romano, de 45 años, logró vencer su vergüenza y acudió a dos especialistas para que lo ayudaran con su disfunción eréctil. De todas maneras, los médicos que lo operaron convirtieron su problema en todo lo contrario, ya que el paciente tuvo que soportar erecciones de hasta 36 horas seguidas.


El procedimiento llevó a que los médicos pasen a ser enjuiciados por cargos de lesiones, pero para Romano la solución a su disfunción no es menos problemática que su caso anterior. La erección le provocó insoportables dolores durante más de un mes en el que, por largos períodos, sufría erecciones que se prolongaban durante un tiempo más largo de lo habitual.


Una vez curado, el paciente decidió denunciar a los médicos que lo trataron. Ahora, los dos especialistas están acusados de "incompetencia y negligencia por no informar adecuadamente al paciente de que el tratamiento podría inducir a una erección prolongada y dolorosa", dijo Attilio Pisani, discal encargado del caso