Mark Adams ingresó a la municipalidad de Bridgeport, en Michigan, Estados Unidos, para participar de una reunión abierta al público.


Todo iba bien hasta que Adams, que justo ese día cumplía 59 años, tomó la palabra. Las reglas de la asamblea dicen que cada uno que quiera expresar su opinión, no se puede exceder de los tres minutos, pero el hombre se pasó más de lo debido.


Las autoridades llamaron la atención de Adams para que deje de hablar y así darle la oportunidad a otras personas, pero este se negó. De esta manera, la policía tuvo que intervenir y arrestar al hombre por "perturbar el orden".


Aunque parezca algo descabellado, este tipo de indisciplina se puede condenar hasta con dos años de cárcel.