El británico Malakye Brooks viajó con un grupo de amigos a Ibiza, España, para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos, y dio la casualidad de que su novia también se encontraba allí vacacionando con amigas, como lo suelen hacer la mayoría de los jóvenes británicos.

Después de una buena borrachera con sus amigos, Malakye se encontró con su novia y ambos decidieron ir a un estudio de tatuajes. Después de pensar el diseño durante un largo tiempo, su pareja finalmente le sugirió: “Yo, con los pechos a la vista”.

El joven vio con buenos ojos el romántico homenaje y el tatuador inició el trabajo. “Me quedé sentado por cuatro horas mientras me cortaban. Después fui a un bar y todas las miradas se dirigían a mi espalda. Ahora, cada vez que voy a la pileta o a la playa es inevitable ser el centro de atención, me miran como si fuese un extraterrestre”, dijo Malakye, que pagó 480 dólares por el tatuaje.

Desgraciadamente para el joven, ya de regreso a Inglaterra, su novia le cortó a las pocas semanas. El motivo, si es que existe alguno, no fue revelado.

Ahora, Malakye no sabe si cubrir el tatuaje, sacarlo con láser o dejarlo en su piel para que sirva de lección.