Dick Swaab, catedrático de Neurobiología de la Universidad de Amsterdam, en Holanda, asegura que las experiencias "cercanas a la muerte" son producto de anomalías cerebrales, según explicó durante una entrevista en Barcelona, sobre su ensayo "Somos nuestro cerebro. Cómo amamos, sufrimos y pensamos".


"La luz al final del túnel" que muchos pacientes aseguran haber visto en el umbral de la muerte no es más que el efecto de falta de riego sanguíneo en el globo ocular, lo que provoca que estas personas pierdan visión periférica y sólo sean capaces de ver una luz intensa en el centro del ojo.


Acerca de la sensación de que nuestra alma se desprende del cuerpo y flota, Swaab explica que "la zona del giro angular -en el cerebro- responsable de la sensación del equilibrio, no tiene suficiente oxígeno".


Para probar su teoría, Swaab y su equipo de investigación en el Instituto Holandés de Neurociencias ha estimulado la misma zona cerebral en pacientes conscientes quienes también han dicho sentir que su alma se les escapa "pero que vuelven a su lugar cuando acaba la estimulación".


Así mismo, el científico holandés advierte que el cerebro de los hombres es completamente diferente al de las mujeres y no cree que con el tiempo sus características se acerquen o asemejen. "Las diferencias entre el cerebro del hombre y la mujer están programadas y, aunque las hormonas jueguen un papel, no es lo más importante, porque aunque la mujer llegue a la menopausia, eso no significa que se pase al sexo masculino", concluyó.