La espeluznante historia que contó una periodista mendocina revolucionó la ciudad de San Carlos y llenó de miedo a los vecinos a partir de los dichos de una mujer de 75 años muy creyente.

Según relató, la mujer que habitualmente recicla objetos desechados, la habría encontrado en un basural y le llamó la atención el color rubio de su cabellera.

"Te quiero mamá", dijo la muñeca luego de ser lavada y puesta al sol para secarse. Esa fue la primera de las frases que cambiarían su vida por completo.

Según relataron los familiares de la mujer tras hacer averiguaciones, la muñeca había sido comprada en Chile junto a otras dos y poseían un sistema de respuestas verbales programadas. Aunque cuando escucharon "vámonos a vivir solas, mamá", supieron que no coincidía con los sonidos predeterminados.

"Este vestido no me gusta", comenzó a reclamar el objeto parlanchín que ponía una voz ronca cuando hablaba con la mujer. Esta ama de casa comenzó a compartir todas sus actividades con el juguete de plástico para la preocupación de su familia que pedía terminar la insólita relación. "Vos callate", le escucharon decir cuando el marido le ofreció destruirla y "Sos una mala madre", ante el reclamo de una de sus hijas de carne y hueso.

Otro día anunció que les iba a cantar y, aunque probaron mil veces apagando el botón que tenía en su cuerpo, la macabra cantó casi una hora seguida.

Su fe la llevó a consultar con un sacerdote de la localidad de Eugenio Bustos, quien bendijo con agua bendita el objeto y aconsejó a la señora devolverla al lugar donde había sido encontrado.

Según relataron los testigos, cuando fueron a quemar y enterrar a la muñeca maldita al mismo basural, sufrieron desperfectos mecánicos en el coche y hasta debieron hacerle frente a una tormenta de viento y tierra.

Pocos días después, unos chicos cautivados por el relato rescataron a la muñeca para exponerla en la plaza y alimentar las supersticiones de la comunidad.

Fue una mujer muy creyente de la villa sancarlina la que cumplió con la destrucción del juguete, quemándolo en el fondo de su casa.